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29 de septiembre de 2011

¿Qué habéis tenido en vuestra mente?

Excelentísima Majestad
Presidente de la República

En vuestro trono:

Para iniciar reconozco vuestro magnánimo poder en nuestra República y como tal asumo mi puesto en la plebe que vive consciente del imperio de vuestra Ley que pesa sobre mi cabeza.

He debido reflexionar durante muchas noches para llegar a Vuestro Ilustrísimo conocimiento y expresar mi pesar al saber que ya han pasado muchos días en que por vuestra negligencia imperial, habéis puesto en peligro a la República, al exaltar los ánimos de vuestros guerreros urbanos.


Os digo esta verdad aunque no queráis escuchar, aunque habéis puesto muros en vuestros oídos y ordenado que miles de tus mensajeros, estén recorriendo nuestra República para decir vuestra verdad, Magnánimo Presidente. Muchos de vuestros juglares han llegado a infinitos lugares para contar lo que nunca ocurrió; tu Visir del Conocimiento induce a plebeyos y vasallos a pensar como V.M.

¿Qué habéis tenido en vuestra mente ese malogrado día para romper vuestros ropajes y dividir a vuestros súbditos?

Antes de continuar es necesario recordaos que si ahora usáis esa corona es porque habéis convocado a un plebiscito para que os nombrásemos nuestro Rey, para que logréis hacer de este reino un lugar de paz.

Con euforia cada sexto día habláis durante muchas horas para contar lo que hacéis por nosotros, pero os digo, Su Excelencia, que decís muchas incoherencias y que aprovecháis para zaherir las realidades que os incomodan, no porque sean falsas, sino porque os muestran el mal camino que seguís y no queréis reconocerlo; os enojáis tan rápido como se quema la pólvora y de vuestra ágil boca soltáis improperios mal habidos hacia quienes osamos poneros un espejo ante vuestro rostro.

Tus emisarios aseguran que sois un bendecido y que muchos de vuestros vasallos os siguen para bien de la República, pero digo que esos emisarios os mienten para que en ellos no recaiga la fuerza de vuestra ira, Ilustrísimo Poder; además ellos han recibido mentiras de súbditos que dicen reconocer en Vos al Elegido, porque han prestado atención a las palabras de miedo y no a los vendajes blancos que tapan los ojos de vuestros siervos que deambulan en las calles.

¿Qué habéis tenido en vuestra mente ese malogrado día para hacer que gente de vuestro propio pueblo haya derramado sangre de sus hermanos?

Aunque sois contrario a las comparaciones, traigo a vuestros ojos, Príncipe de lo Verde, lo que dijo un gobernante que afrontó la ira de una tiranía: Winston Churchill, pues aseguró que “Los hombres y los reyes deben juzgarse por su actuación en los momentos críticos de sus vidas” y vos has estado en situación de crisis y vuestra actuación demostró que no tenéis control sobre ti mismo.


Mientras gastáis a manos llenas los dineros de las cuentas reales para convencernos que fuiste valiente y que vuestros enemigos fantasmas han querido acabar con vuestra existencia terrenal, vuestro Reino, nuestra República, se corrompe en cuerpo y alma.

Rereverente, dejo mis palabras a tus pies para que de quererlo las toméis… mi Ilustrísimo Presidente.

¡¡Viva el Rey!!