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26 de enero de 2015

Fotorreportaje: fractura y rehabilitación de mi tobillo

Fue una sorpresa cuando vi la radiografía. Fue uno de los huesos de mi canilla que se fracturó. El mundo cambió cuando llegó el diagnóstico del doctor luego de un mes de haber ocurrido el incidente.

Este tipo de post no merecen ser contados solamente con palabras sino con las fotografías de este proceso de recuperación que me ha tomado ya cuatro meses y sigue, tal vez, por unos dos más.

Una a una y en orden cronológico están las fotografías que muestran como fui sobrepasando este proceso.

Así quedó el pie a los pocos días del incidente. Parecía una simple
hinchazón producto de un esguince que normalmente ocurre cuando
cuando se hace un deporte. Así pasaron casi 25 días y en vista que
no bajaba fui para que se me hiciera una radiografía.


En mi desesperación para recuperarme use hasta una buena medicina,
pero es para otro tipo de problemas, no para fracturas. Es cera de abejas
que se coloca como apósito en la parte afectada. No me hizo ningún
efecto.
Y la radiografía, un mes después, mostró la dimensión de la
fractura y lo que había ocurrido en mi tobillo por falta de una
atención oportuna. La consulta con el traumotólogo terminó con 
la decisión que era urgente una operación. 
La situación obligó a un internamiento inmediato para empezar
los exámenes completos antes de entrar al quirófano, lo que
implicó además estar en cama con el pie levantado para
que se deshinche. 
Luego de 5 días de estar hospitalizado en cama, tomando medicinas
dieron resultados satisfactorios, la hinchazón del pie cedió y estaba
listo para que se me operase. Fue la hora de entrar al quirófano
con una gran advertencia: no había certeza que todo quedara bien.

Entrar a la operación implicó una serie de preparativos como
colocar sueros y otras inyecciones, pues debía ser anestesiado.

Una de las inyecciones eran puestas directamente al estómago,
fueron dos que en realidad no dolieron. Esta
El traumatólogo decidió que ante la gravedad de la situación había que realizar una osteosintesis que implicaba colocar una placa y seis tornillo, más uno adicional para evitar el movimiento. Por políticas de la clínica no me fue posible hacer ni fotos ni filmar, pero pude encontrar un vídeo que muestra una operación similar del procedimiento. Para mirar el vídeo en Youtube.

Cuando ingresé a a la sala de operaciones tenía un cierto sueño y al estar listo para la operación, todo empezó a desvanecerse pero tenía conciencia, se me acomodó para que el doctor pudiese operar. Todo empezó y sentí claramente cuando el bisturí cortó mi piel; le informé al doctor y algo dijo al anestesiólogo. Luego nada más supe hasta que vi al traumotólogo envolver mi pierna con una venda tipo Bi - Lastic con la que envolvió desde el pie hasta la rodilla. Escuché decir: eso es todo.

Me llevaron del quirófano hasta mi habitación de la clínica, casi
no tenía concepto del tiempo que había pasado. Sentía mi pierna
totalmente inmóvil. A poco rato el médico llegó para darme las
instrucciones pero fue enfático en decirme que frente a la situación
inicial, se hizo lo que se pudo y que la operación había tenido un
98% de éxito.



Dos días más en el hospital para dar seguimiento a posibles
luego de la operación. No hubo nada que diera indicios de
problemas, tanto que ni siquiera se me prohibió el tomar café
que nunca faltó en estos ocho días de hospitalización.
Al segundo día luego de la operación se me dio de alta y fui trasladado
hasta casa y con una sola condición que no debía para nada caminar, ni
asentar el pie; la prescripción aparte de las medicinas fue inmovilidad
en todo sentido del pie. Así pasé un mes y las pocas facilidades para el
diario vivir como es el ir al baño.

Pasado el mes tocó la hora de cortar vendajes y revisar la herida,
sacar los puntos y pasar a un siguiente nivel en este proceso.
Sacado el vendaje y la herida expuesta, el médico empezó a
sacar los puntos, no había síntomas de infección ni de ningún
otro problema. Fue sin anestesia y se me permitió hacer
fotografías.
Así quedó el tobillo sin los puntos. Una leve
inflamación por razones de los cuerpos 
extraños metálicos y la operación, pero sin
ningún dolor fuerte.
Y volvió a ser vendado el tobillo y esta vez solo por protección de
de la herida, además de seguir con los medicamentos recetados que
debía ser suministrados en horarios estrictos. Bastante pastillas
para mi gusto pero me debía ese esfuerzo.
Vino entonces uno de los impactos más fuertes que tuve: la imagen
del músculo de la canilla atrofiado. Literalmente tenía hueso y pellejo;
a eso se sumo la piel reseca. Una calamidad según yo pero según el
médico es normal luego de casi dos meses de estar sin ejercicio y
tapado. Aun así debía pasar a la siguiente fase. 
Aun debía permanecer una tres semanas más con movimientos
limitados pero iniciar la fase de movilidad más empezar a realizar ciertos
movimientos del pie y del resto de cuerpo: un mes de ejercicios era
mucho tiempo y para la rehabilitación se requería fuerza física y mental.
Ante esta noticia solo un cigarrillo me ayudo ese rato para tomar la
el presente con calma. 
Aprender a manejar las muletas no es una actividad que se
desarrolla de la noche a la mañana, requiere de conocer bien su
funcionamiento y uso. Entender bien con ellas para caerse lo
que sería grave para la recuperación. Mi entrenamiento empezó
mientras estaba en cama.
Para poder moverme con facilidad y levantarme de cama tuve
que usar una silla de escritorio con ruedas, allí apoyé la rodilla
y me empujaba con las muletas. Lo aprendí de Humberto Payno
en un buen vídeo de ayuda directa no especializada.
Para mirar el vídeo en Youtube.
En esta siguiente fase había que aprender a bajar gradas y entrar a trabajar con la fisoterapista. Aun sin poder asentar el pie por prescripción médica debido a uno de los tornillos que sujetaba a los dos huesos de la canilla.
Para saber lo que ocurría en el tobillo fue necesaria una segunda radiografía y allí se 
pudo observar cómo quedaron los tornillos y la placa sujetos a los huesos. El tornillo 
más grande es el que pronto debía ser extraído antes de empezar a caminar.

Luego de sacados los puntos, el próximo paso era empezar a
trabajar con la rehabilitación con sesiones de fisioterapia con
los cuidados respectivos por el tornillo de sujeción en los dos
huesos.
La fisioterapia incluyó masajes con ultra sonido, para despertar
los nervios como efecto directo de la intervención quirúrgica además
del uso de una pelota pequeña, ligas y masajes especializados. Pero
también de electricidad.
El uso de electrodos fue de las experiencias novedosas para mi,
aprendí que la idea no era tener resistencia sino comodidad
durante el proceso de estimulación nerviosa transcutánea.
Sirvió además para darme confianza en la prueba más riesgosa:
aprender a bajar y subir gradas con muletas.
Si luego de haber superado el imaginario erróneo del significado
de usar muletas, la parte realmente complicada es saber bajar
gradas; es una operación realmente compleja que requiere de
mucha fuerza y equilibrio. Igual lo aprendí luego de mirar algunos
vídeos demostrativos, al igual que saber reconocer las gradas
peligrosas y así evitar tener accidentes.




















Con muletas pasé como cuatro semanas, cada día desarrollando nuevas habilidades para usarlas. Como una estrategia para darme mayor interés y sobreponerme a ciertos bajones anímicos, desarrollé un algo como "Kung Fu Muletas", vi algunas películas de artes marciales y entre ellas las de Bruce Lee; el factor común fue que solo el entrenamiento es el que permite destrezas y superar los problemas mentales que provienen de las limitaciones.

Realmente fue entretenido y aleccionador el usar técnicas de artes marciales para sentir que las muletas no era un estorbo o un síntoma equívoco de discapacidad. Pero el plazo se cumplió y para la primera semana de diciembre debía acudir a una nueva cita médica para que se me extrajera el tornillo de sujeción.

Con una nueva cirugía, mucho menos complicada pero igual de
peligrosa como todas, se me extrajo el tornillo que sujetaba la
tibia con el peroné y al terminar la intervención se me entregó
dicho tornillo y ahora lo tengo como un amuleto. Con esto ya
empezó el trabajo de asentar le pie y tratar de caminar.


Una semana después fue necesaria la que hasta ahora parece la última intervención
médica, sacar los dos puntos dejados luego de la retirada del tornillo. En estos asuntos
médicos quirúrgicos no existe ningún trabajo sencillo o simple, un descuido y las
consecuencias pueden ser impredecibles.
En los siguientes días caminaba ya con algunas moslestias que no me permitían ni caminar seguido ni mantenerme sentado mucho tiempo; sobre todo fue incómodo para trabajar.  Al escribir este post, la fase de recuperación terminó y ahora debo entrar a la de rehabilitación y como van las cosas entiendo que será muy duro y, de igual manera requerirá de bastante disciplina.

Un resumen de las lecciones aprendidas las publique en el post: Lecciones que me dejaron la basura y las muletas para afrontar crisis. Para leer click AQUÍ

Para finalizar un "algo más", todo lo que aprendí en este tiempo no puede quedarse solo en este escrito o en mi memoria, sino que busco que trascienda hacia otras personas que necesiten sobrellevar una situación igual, que quieran aprender a usar las muletas con eficiencia,