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23 de noviembre de 2023

¡¡Chau Presidente!!

Ahora que deja de usar la Banda Presidencial y que se le ha retirado el poder político, por los que tanto luchó y gastó de su dinero, su vida no será la misma, ni la de los ecuatorianos tampoco. En sus 900 días de mandatario vi a un político solo y abandonado, aunque tal vez lo tuvieron aislado, sin conocer los problemas de la gente. Ahora, seguramente, recién empiece a meditar en sus errores y fallas, propias y ajenas, las que le condujeron a tomar la decisión de no terminar lo que empezó.

Ha dicho Usted, mientras aún es Presidente Sr. Guillermo Lasso, que la historia lo juzgará, pero ha olvidado que esa frase ha perdido vigencia ahora que los ciudadanos ya no dependemos de los medios de comunicación social para estar enterados de las gestiones públicas, tenemos nuestros propios criterios y los exponemos, frente a las fragmentadas realidades que cada día nos cuentan a través del infinito mundo de las redes sociales virtuales. Puede que estamos equivocados o que sean nuestros sentimientos los que guíen las críticas hacia su trabajo, pero así es como están funcionando las relaciones entre mandatarios y mandantes.

No podría yo, desde mi perspectiva de interesado en la gestión pública, desconocer que tuvo buenas intenciones para fomentar un sistema que mejore nuestra calidad de vida. Presumo que no pudo concretarlo por su desconocimiento de los efectos que causan los contrapesos legales e ilegales cuando se gobierna; en solitario es complicado, imposible diría, emprender sueños de una mejor nación. Tal vez, lo que aquí explico, sea parte del misterioso mundo en las entrañas de Carondelet cuando empiezan a derrumbarse los sueños presidenciales que, generalmente, se expresan en frases electorales; ¿Qué pasó con “El gobierno del encuentro” y significado social que quiso imprimirlo?

Pero bien puedo conjeturar que el inicio del fin de su gobierno ocurrió cuando sus ministros desconocieron el Decreto Ejecutivo No. 4 con el que dispuso el fiel cumplimiento al “Código de ética y prácticas anticorrupción en la Función Ejecutiva”. La cleptocracia reinante empezó a ganar espacios y le perdió el respeto, supo que sus delegados eran sus aliados, su entorno político no quiso contrariarlo e implementó el neo-sistema propagandístico de lo que ahora conocemos como el positivismo tóxico. ¿Alguna vez se dio cuenta de las mentiras ministeriales?

Extensos análisis se han difundido sobre su gestión, con resultados que bien podrían ser cuestionados o apoyados, siempre dependerán de las cargas subjetivas que cada persona tengamos y queramos mostrar; complicado resulta para el común de los ciudadanos evaluar sus decisiones en el marco de la economía y de las finanzas públicas, la propaganda gubernamental intentó por todos medios sostener la fe en la palabra presidencial sin considerar que cada día Usted, Señor Presidente hasta ahora, se alejaba de las emociones y expectativas electorales que le llevaron a convertirse en el administrador de los recursos públicos. Dejó de escuchar y leer por sí mismo a las personas.

Es conocido que cuando un gobernante rompe los lazos con sus gobernados, los que lucran son los conspiradores, los que tienen rostro y los que actúan a las sombras de la Constitución, entre ellos quienes tiene como forma de vida el delinquir, de traficar con las desgracias humanas; también los que amasan grandes fortunas con la compra – venta de drogas o los que desde la función pública se convierten en alcahuetes. Fue tarde cuando reaccionó ante lo incontenible de la inseguridad y hoy, que los mecanismos legales lo han renunciado, deja Usted una secuela de sangre que llena las huellas de su caminar adornadas con el miedo ciudadano.

Y si de sufrimiento humano se trata, existe la alta posibilidad que lo haya visto en persona cuando se enteró de lo que ocurre en el sistema de salud pública, más del que funciona en las ciudades y tienen grandes coberturas mediáticas, invisibilizando al de la zona rural. Mal haría yo en desconocer que se dieron pasos en firme para solucionar este problema, pero nuevamente me fue posible advertir que los miedos o sentimientos políticos inhumanos de su entorno, se opusieron férreamente a que su imagen personal no sea la que brille en el proceso para desinfectar la estructura sanitaria. Bueno sería que desde mañana pida explicaciones a quienes le vendaron los ojos bajo el criterio de “nadie puede estar sobre el rey”.

Con estos antecedentes llegó Usted para tomar una decisión inédita: la muerte cruzada; las razones públicas fueron el juicio político y su necesidad de gobernar a toda marcha sin estorbos políticos; pero desde mi visión alejada del centro del poder me fue posible advertir que bien pudo ser nuevamente engañado o por una segunda opción: no midió las implicaciones de esa decisión y se enfrentó a un “rompevelocidades” que lleva como nombre Corte Constitucional. Quizás la más grande lección es que los ciudadanos, a pesar de no estar de acuerdo o apoyar los dictámenes, nos enteramos más al detalle de lo que es la justicia constitucional.

Necesito dejar constancia que a título personal Usted, hasta hora Presidente de Ecuador, también me dejo una gran lección. Cuando fue candidato me era irrelevante el hecho que no haya obtenido un título de tercer nivel, pues consideré que su experiencia laboral le era suficiente para ejercer las funciones que se le habían encomendado. Con el paso de los días ese mito se me aclaró y supe de los otros valores que da el cumplir con las obligaciones universitarias, además de las relaciones sociales que en ella se forjan para bien o para mal. Puede criticarse a la educación superior por su calidad, pero ahora reconozco que en las aulas y los patios de estos lugares también se adquiere uno de los requisitos fundamentales: tener calle, independientemente si es que se fue buen o mal estudiante según lo cualifica el sistema imperante.

Tampoco es de mi incumbencia las razones personales por las que decidió no entrar a la universidad, pero sí es de importancia social el conocer que el estudio permite, de una u otra manera, adentrarse en otros mundos necesarios para aprender a leer, no únicamente lo que se ha escrito, también aquellas señales que emiten los sentimientos humanos al enfrentar las necesidades urgentes. Tal vez esta sea la razón por la que su libro, seguramente su única publicación, sea más una recopilación de incipientes boletines que se emitieron desde los ministerios o sus emisiones en las distintas redes sociales virtuales.

En definitiva, no es lo mismo hacer negocios financieros en lo privado que negociar en lo político con lo público.

Durante mi ejercicio profesional tuve la oportunidad de escucharlo en persona por dos ocasiones y ahora que entrega el mando político del Ecuador me queda la certeza que sus planes de candidato no se concretaron por las grandes diferencias que existen entre lo que se quiere hacer desde lo imaginario y poderlo hacer en el marco de las leyes así como en el escenario político, considerando las bajas capacidades administrativo – financieras de cada una de las personas que asumieron la pesada carga junto a Usted de lo que significa la Función Ejecutiva.

No hay marcha atrás para sus decisiones, así que no me queda otra opción que despedirme: ¡¡Chau Presidente!! 

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