Páginas

21 de abril de 2018

Mientras mas grande sea el Estado, mas alta será la pobreza.

Para muchos es complicado entender como funcionan los pensamientos económicos en los que sustentan las políticas públicas de las naciones y los discursos de quienes ejercen funciones de "Presidente de la República", así en un aporte en mi TL de mi cuenta en Twitter, pude encontrar un gran ejemplo.

Se trata de @ininglishman quien publicó un hilo que al principio parecía una historia más de aquellas que ruedan por allí, pero la vieja costumbre de no dejarme llevar por la primera impresión me condujo hasta el final. El resultado fue que pedí autorización para publicarla. 

En toda sociedad existen personas que cuestionan la riqueza de otras personas, que no han sido capaces de generar la suya propia de manera lícita. Entonces uno a uno los tuits van ampliando la importancia del dinero en función de la dignidad humana y en la trascendencia de la producción.

Por ahora dejo a consideración de mis lectores este hilo rescatado de Twitter:

Un hombre rico estaba cargando combustible en su Mercedes Benz, cuando otro hombre se le acerca y le pregunta:

¿Sabes a cuántas personas se les podría haber dado de comer con el dinero que costó tu auto? y éste le respondió: No, la verdad que no sé a cuantas.

Pero estoy seguro que alimentó a muchas familias en Stuttgart, Alemania, donde lo fabricaron. Y también estoy seguro que alimentó en Japón a los que trabajaron para hacer las llantas.
Y en Guanajuato, México, a muchos trabajadores que hicieron los componentes internos.
En Chile, a las personas de la mina de cobre para los cables eléctricos, y a las personas que
hicieron los camiones que transportaron dicho cobre, y a los choferes de éstos camiones.

Seguramente alimentó a los ganaderos que vendieron el cuero para hacer los asientos. A los trabajadores de la agencia de autos de la ciudad que me vendió el coche, al vendedor que me atendió muy amablemente y hasta a las personas encargadas de la limpieza de la sala de ventas de la agencia, el encargado, su gerente y el que coordina los horarios.

Y además, con los impuestos que pago por tenerlo y utilizarlo, el gobierno paga sueldos de policías,
maestros, políticos, jueces, y otros servidores públicos.

El hombre se quedó mudo, frunció el ceño, dio media vuelta y se fue.

Esa es la gran diferencia entre el capitalismo y el socialismo.

Cuando Usted compra algo, Usted pone dinero en el bolsillo no de una persona, pone dinero en el bolsillo de muchas personas. Y además de eso, les da la dignidad por haber producido algo a lo que Usted le da valor.

Este dinero, es el que hace andar a la economía. Cuando Usted da dinero a alguien a cambio de nada,
Usted le roba la dignidad y la autoestima, y éste dinero gratis no produce ningún valor, es más, destruye la capacidad de logro y superación de la persona que lo recibe.

El capitalismo es dar libremente el dinero que Usted gana con su propio esfuerzo, a cambio de algo que tiene valor para Usted, el socialismo es cuando toman su dinero para dárselo a alguien que la mayoría de las veces no hizo nada para merecerlo.

Por eso, cuando sientas que falta dinero en tu bolsillo, primero fíjate cuanto dinero te quita el Estado para hacer socialismo. El libre mercado es lo que hace rica a las naciones, porque transfiere riqueza, e intercambia trabajo, capital, cultura, economía, saberes.

Mientras mas grande sea el Estado, mas alta será la pobreza.

Porque mientras más altas sean las regulaciones y los impuestos, las empresas, sean pequeñas medianas o grandes, no podrán crecer libremente, desplazando a la gente de los puestos laborales a la miseria.

Es por eso, que si en realidad tienes compasión por el otro, debes pedir y predicar por el capitalismo.
El capitalismo no crea desigualdades, el mercado premia a quien pudo satisfacer mejor  las necesidades del prójimo y si más necesidades pudo satisfacer, más acumulará.

Por ejemplo, supongamos que en el futuro inventas un producto para elegir el color de ojos.
Lo venderás a 100 dólares cada uno, vendes cientos de millones. Te hace multimillonario. ¿Dónde está tu delito? En ningún lado. Y en el proceso, diste trabajo a mucha gente.

Lograste seguir sacando a gente de la pobreza, financiar al Estado para pagar a los empleados públicos y les diste un producto para satisfacer las necesidades de las personas.

Que dejen de engañarte. El libre mercado es lo mejor que le puede pasar a un país para crecer.

El concepto "neoliberal" en economía no existe, investígalo por ti mismo. Es un termino despectivo utilizado por políticos mafiosos para engañar a la población para manejar el dinero de la gente, y no la propia gente. Y por ignorantes económicos, resentidos, los socialistas.

El capital no se combate. El capital es lo más grande que puede tener acceso el ser humano para abrazar la más gloriosa de todas las cualidades que puede aspirar: la libertad.



1 de abril de 2018

Mi último viaje a Puerto Zavala junto con mi padre

Han pasado 5.844 días desde el día que mi padre falleció, algunas historias de él ya las he contado en otros post, tal vez sean necesarias muchas más y entre ellas está la de Puerto Zavala.

Para el martes 27 de junio de 2017 y a las 14h30 inicié y culminé uno de los procesos más duros, emocionante hablando, con sus restos; los saqué de donde permanecieron 16 años para llevarlos hasta el lugar en que siempre quiso morir.

Fue una jornada de exhumación, cremación y dispersión de sus cenizas.

En 1980 mis progenitores accedieron a un terreno en la parroquia rural de Puerto Cayo, como parte de un proyecto familiar para crear un espacio vacacional y de reunión, fue así como se fundó la ciudadela Antonio de Vallejo en esta parte de Jipijapa. Desde entonces, construir una casa y mantenerla con vida fue la ilusión de tanto de mi padre como de mi madre; nosotros los cuatro hijos empezamos a llegar mucho más seguido a estas tierras.

Querendón y financista de esta casa, mi padre y con la infaltable gestión de mi madre, decidieron que Puerto Cayo sería el lugar en que pasarían sus últimos días, entonces pensaron que necesitaban darle un nombre a este lugar, como viejo marinero, mi padre dijo que sería Puerto Zavala y así lo divulgó siempre.

Grandes y mágicos recuerdo me vienen de esa época de colegio y adolescencia en que llegaba a este lugar, pero era el de mis padres, así que lo mejor era disfrutarlo. Con el tiempo crecí, crecimos como familia, los tiempos fueron marcando las irremediables decisiones sobre el futuro y nos dijeron que esta casa, su pasado y presente sería nuestra.

Recuerdo que en sus postreros momentos, mi padre ya gravemente afectado y con el destino marcado, me pidió un último favor (por llamarlo así): "Llévame a Cayo, quiero verlo por última vez..." No recuerdo la fecha en que ocurrió, pero fuente entre algún día de febrero y la primera semana de marzo de 2002, en que hicimos juntos por última vez ese viaje.

En el Lada, en el ahora viejo Lada, embarqué el tanque de oxígeno y la silla de ruedas, con ayuda de amigos pudimos poner a mi viejo en el asiento delantero, sus fuerzas no daban para más... le abroche el cinturón y tomamos rumbo a Puerto Cayo.

Por obvias razones habíamos dejado sin mantenimiento a la casa, teníamos otras prioridades, pero llegamos sin novedad... era un día entre semana, estaba tranquilo este sitio; acomodé a mi viejo a la entrada, en su silla de ruedas y con el oxígeno, pasaron algunos minutos y me volvió a pedir otro favor: "déjame disfrutar de un cigarrillo mientras miro el mar...". Retiré el tanque y lo puse a buen recaudó, prendí un cigarrillo y le dí, le ayude a sostenerlo entre sus dedos y a llevarse hasta la boca, aspiro apenas, movió negativamente la cabeza, lo retiré pero no quiso que le quitara de la mano.

Así pasaron no más de dos o tres horas, hablamos de un sin fin de cosas, me hizo pedidos que aún guardo en secreto y otros que los he ido cumpliendo. No había como quedarse, en esa época no disponíamos de la telefonía celular y de seguro mi madre debía estar preocupada. Años después me contó que no recuerda mucho de esos momentos.

Luego del triste 31 de marzo, la casa quedó abandonada, por un montón de circunstancias sentimentales y financieras (no es barato afrontar al cáncer). Algún momento en que tampoco se en que fecha ocurrió, mi madre me dijo que era hora de tomar una decisión con respecto a ese bien. Y volvimos a Cayo, mi madre y yo, solos... a enfrentar nuevamente un dolor que no cicatrizaba.

Y entonces empezó una nueva historia para Puerto Zavala, decidimos con madre reactivar la casa, hacer reparaciones y empezar a no dejar morir el sueño de mi padre y el de ella mismo.

En una segunda parte de esta historia, que de seguro no será la última, el 28 de junio -unas horas más tarde que nos entregaron las cenizas de mi padre- con mi madre las llevamos hasta Puerto Cayo y allí cumplimos con uno de sus pedidos: que se las dispersemos en el mar frente a su casa que por siempre se llamará Puerto Zavala.

Un año más sin las palabras físicas de mi padre, sinembargo siempre las escucho cuando empiezo a escribir de él o cuando debo enfrentar problemas a los que no encuentro soluciones o cuando me he metido en líos que requieren la tranquilidad para no sucumbir y fregarla más (lección de mi viejo).

Hice ese último viaje con él y desde el año pasado ya no lo necesita porque se quedó a vivir por siempre en su Puerto Zavala y yo también.