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9 de febrero de 2020

¿Nos mienten los candidatos?

A pesar de los problemas que los ecuatorianos hemos enfrentado con la elección de candidatos, el sistema electoral es, hasta ahora, una de las herramientas prácticas que permiten en algo, hacer un sondeo de las preferencias de los ciudadanos. Pero hay circunstancias adversas aún no superadas.

Con este marco, escribí un nuevo artículo de colaboración para La Verdad, publicación impresa mensual, y que fue considerado para la edición de enero del 2020, a vísperas que inicie la época electoral; en él transmito una inquietud hacia quienes hacemos periodismo.

El título es ¿Nos mienten los candidatos? y el texto el siguiente:

Los votantes ecuatorianos entramos a la época en que nos lloverán las ofertas para salvar a la nación y por toda vía posible tratarán de influenciar en nuestras decisiones, ante lo cual cabe preguntarnos ¿Nos mienten los candidatos? ¿Qué deberíamos hacer?  

Es necesario dejar claro que una cosa son las ofertas electorales legalizadas, otra los discursos y queda a un lado la veracidad de esas propuestas, pues aparentemente existe una especie de fe ciega en el candidato. Pero también una animadversión por quienes no comulgan con nuestras creencias.

En una primera conclusión es que en la mayoría de veces optamos entregar un voto más por aspectos emocionales que como una decisión razonada sobre quién es el más apto para cumplir una función específica en el sector público.


Aún no hay certezas de opciones electorales, pero si la seguridad que el siguiente año tendremos que ir a las urnas para elegir un nuevo binomio presidencial y a un grupo de asambleístas que en teoría debe representarnos.

Podrían llamarse a estos tiempos como de acoso electoral, pues no habrá espacio libre de propaganda con rostros alegres de candidatos, con una frase que supuestamente sintetiza las aspiraciones “del pueblo” y de una manera que rima al pronunciarla.

Con todo esto lo que nos queda es poner sobre el escenario nuestra incredulidad y empezar a buscar si en verdad el candidato en mención es capaz de cumplir con su palabra, para lo cual debemos tener preguntas que nos den luces sobre si es apto para “el trabajo que pide”.

Pero tendremos dos escenarios: el de los candidatos presidenciales a los que es bien complicado que el votante pueda preguntarle directamente; y el de los asambleístas, que de alguna manera podría ser más fácil interactuar con ellos.

Segundo consejo: para saber si un candidato a Presidente podría hacer un buen trabajo, es indispensable que busquemos la manera de mirar a quienes lo rodean, quienes son los voceros que responden por él y quienes son representantes en cada cantón y provincia.

Tercer consejo: debemos preguntarle al aspirante a la ser asambleísta sobre sus conocimientos de fiscalización y legislación, independiente de la profesión que tenga; la sola popularidad del candidato no sirve como atributo para ejercer un cargo de tanta responsabilidad.

Es muy complejo que tengamos acceso directo a los candidatos para hacerle preguntas y si logramos hacerlo, existe la alta probabilidad de no nos responda.

Cuarto consejo: pero los votantes tenemos otra herramienta fundamental para dejar nuestras dudas y cuestionamientos, se trata de las cuentas en las redes sociales virtuales. Aunque por experiencia debo asegurar que generalmente no son los candidatos los que interactúan, es alguna otra persona que administra la cuenta. Lo importante allí es que nuestro punto de vista quede expuesto.

Quinto consejo: en nuestro nuevo escenario electoral, es recomendable que partamos de la premisa que todo candidato nos debe demostrar fehacientemente que es capaz de cumplir con sus funciones.

Sexto consejo: no se deje llevar por sus sentimientos a la hora de decidir por su voto.

Y a manera de epílogo: los periodistas somos la primera línea para descubrir los indicios de que los candidatos nos están mintiendo. 

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