Con este marco, escribí un nuevo artículo de colaboración para La Verdad, publicación impresa mensual, y que fue considerado para la edición de enero del 2020, a vísperas que inicie la época electoral; en él transmito una inquietud hacia quienes hacemos periodismo.
El título es ¿Nos mienten los candidatos? y el texto el siguiente:
Los votantes ecuatorianos entramos a la época en que nos
lloverán las ofertas para salvar a la nación y por toda vía posible tratarán de
influenciar en nuestras decisiones, ante lo cual cabe preguntarnos ¿Nos mienten
los candidatos? ¿Qué deberíamos hacer?
Es necesario dejar claro que una cosa son las ofertas
electorales legalizadas, otra los discursos y queda a un lado la veracidad de
esas propuestas, pues aparentemente existe una especie de fe ciega en el
candidato. Pero también una animadversión por quienes no comulgan con nuestras
creencias.
En una primera conclusión es que en la mayoría de veces
optamos entregar un voto más por aspectos emocionales que como una decisión razonada
sobre quién es el más apto para cumplir una función específica en el sector
público.
Aún no hay certezas de opciones electorales, pero si la
seguridad que el siguiente año tendremos que ir a las urnas para elegir un
nuevo binomio presidencial y a un grupo de asambleístas que en teoría debe
representarnos.
Podrían llamarse a estos tiempos como de acoso electoral,
pues no habrá espacio libre de propaganda con rostros alegres de candidatos,
con una frase que supuestamente sintetiza las aspiraciones “del pueblo” y de
una manera que rima al pronunciarla.
Con todo esto lo que nos queda es poner sobre el escenario nuestra
incredulidad y empezar a buscar si en verdad el candidato en mención es capaz
de cumplir con su palabra, para lo cual debemos tener preguntas que nos den
luces sobre si es apto para “el trabajo que pide”.
Pero tendremos dos escenarios: el de los candidatos
presidenciales a los que es bien complicado que el votante pueda preguntarle
directamente; y el de los asambleístas, que de alguna manera podría ser más
fácil interactuar con ellos.
Segundo consejo: para saber si un candidato a Presidente
podría hacer un buen trabajo, es indispensable que busquemos la manera de mirar
a quienes lo rodean, quienes son los voceros que responden por él y quienes son
representantes en cada cantón y provincia.
Tercer consejo: debemos preguntarle al aspirante a la ser
asambleísta sobre sus conocimientos de fiscalización y legislación,
independiente de la profesión que tenga; la sola popularidad del candidato no
sirve como atributo para ejercer un cargo de tanta responsabilidad.
Es muy complejo que tengamos acceso directo a los candidatos
para hacerle preguntas y si logramos hacerlo, existe la alta probabilidad de no
nos responda.
Cuarto consejo: pero los votantes tenemos otra herramienta
fundamental para dejar nuestras dudas y cuestionamientos, se trata de las
cuentas en las redes sociales virtuales. Aunque por experiencia debo asegurar
que generalmente no son los candidatos los que interactúan, es alguna otra
persona que administra la cuenta. Lo importante allí es que nuestro punto de
vista quede expuesto.
Quinto consejo: en nuestro nuevo escenario electoral, es
recomendable que partamos de la premisa que todo candidato nos debe demostrar
fehacientemente que es capaz de cumplir con sus funciones.
Sexto consejo: no se deje llevar por sus sentimientos a la
hora de decidir por su voto.
Y a manera de epílogo: los periodistas somos la primera
línea para descubrir los indicios de que los candidatos nos están mintiendo.
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