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23 de noviembre de 2022

La gente y los problemas de Carondelet

Publicado originalmente en 
La Verdad - Edición 412
noviembre de 2022
Autor: Raúl A. Zavala M.

Por una serie de informaciones que circulan en muchos espacios de discusión pública permiten deducir que existen problemas al interior del Palacio de Gobierno y las consecuencias se han convertido en noticias mediáticas, asunto preocupante que bien vale ponerlo sobre el tablero para ver con más claridad el panorama.

Un primer aspecto, para el gran público es desconocido el método que se usa para controlar el trabajo de los ministros; otro, es que no se ha logrado establecer una conexión comunicacional de la gestión presidencial con la generalidad de los ciudadanos. Y uno más que es gravitante: la sensación de que no se están solucionando los problemas de la gente.

Antes de entrar en detalles es conveniente dejar constancia que la gestión gubernamental depende en sumo grado de las acciones que ejecuten los ministros y la calidad de la información que hacen llegar a la Presidencia para la toma de decisiones, un proceso que está en el marco de lo reservado y del misterio.

Es claro y verificable que en Carondelet tuvieron una crisis comunicacional que obligó a realizar cambios sobre la marcha, empezando con el funcionario responsable de aquella estratégica área; lo cierto es que fue pública la necesidad gubernamental de ampliar más su espectro de relaciones públicas bajo el criterio de “más buenas noticias”.

En este escenario es pertinente indicar que la fuerza blanda que dispone el sector público del Ejecutivo es inmensurable, sobre todo en el campo de las redes sociales virtuales. Y únicamente para tener un cálculo aproximado: son 26 instituciones entre ministerios y secretarías, la mayoría de ellas con oficinas en cada una de las provincias y cada una con cuentas en las distintas plataformas; además, que cada funcionario de ese nivel tiene sus propios perfiles. 

En un breve cálculo es posible asegurar que más de 1.200 cuentas movilizan información diaria en al menos cinco plataformas. Sumemos a ello los posteos que hacen los funcionarios de segundo nivel y las constantes intervenciones que hacen en un sinnúmero de medios de comunicación on line y off line. ¿Entonces por qué existe una brecha entre lo que hace el Gobierno y lo que la gente conoce?

Mi respuesta. Porque la institucionalidad no informa sobre soluciones a los problemas de la gente y lo que hace es promocionar a los funcionarios; también porque sus procesos administrativos distan mucho de ser transparentes y las anomalías detectadas por un sector de la prensa devienen en los llamados escándalos políticos. Podría decir que existe un alto nivel de incredulidad ciudadana.

Acotación. Cuando menciono “la gente” me refiero a los ciudadanos en general, de distintos estratos socio-económicos y culturales, tanto urbanos como rurales, que están en las distintas regiones de Ecuador, pero por obvias razones excluyo a los funcionarios de alto nivel que hacen uso del poder político.

Pues bien, el asunto radica en lo que la gente mira los llamados problemas nacionales y los convierte en problemas personales al ver amenazada su estabilidad financiera y su tranquilidad familiar; por su parte el Gobierno convierte a los problemas de Carondelt en problemas nacionales con unas claras intenciones de mantener a flote su proyecto político y sostener la mayor cantidad de tiempo los niveles de gobernabilidad.

Y así, en la práctica, termina este 2022 y el 2023 nos espera con la puesta en marcha de una solución que parece nacida en las entrañas de los análisis políticos unidimensionales: el referéndum y consulta popular; además de los cambios en los gobiernos locales con lo que se abre otro frente.

Queda entonces pensar la manera en que la gente pueda informar a Carondelet sus reales problemas, sin tener que pasar por los ministros o las menciones en las cuentas de redes sociales virtuales.




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