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21 de agosto de 2024

Lealtad, un servicio de alquiler

"Elija bien a quién se ofrece lealtad, no todos la merecen."
Louis Ferrante

Tal vez la humanidad siempre fue igual, pero ahora estamos más informados, desinformados dirán otros. Lo cierto es que en la complejidad de las relaciones entre nosotros las personas hay un "algo" o que nos une o que nos separa cuando cambiamos de escenarios en nuestra vida. 

Este comentario empezó a gestarse en mi mente gracias a Gala, la mascota que comparte mi vida, y una falsa historia viral, cuando de entre mis reflexiones supe de dos escenarios completamente distintos:

- Lealtad canina
   - Lealtad humana

Sobre la lealtad canina la conocí gracias al documental titulado El perro es el primer amigo del hombre, un relato que profundiza su relación con nosotros los humanos desde sus probables orígenes y sobre esto mucho se puede comentar, lamentablemente existe el otro lado: las experiencias de la deslealtad humana hacia ellos.

En el 2021 publiqué un artículo y en uno de sus párrafos explico: "Con una mínima carga de subjetividad, puedo asegurar que la violencia y negligencia contra los canes se convierten, de una u otra manera, en un problema ético, social y ambiental, de proporciones aún no dimensionadas, a lo que se suman las razones de tipo económico debido al alto costo que implica mantenerlos, sobre todo en el área urbana." (Leer la entrada completa AQUÍ)

Pero ahora quiero (necesito) ir al otro lado, a la de las relaciones humanas y mi punto de partida está en una de las frases del conocido mafioso. Bernardo Provenzano: no dudes en cambiar tu lealtad hacia unos u otros siempre que tus negocios así lo requirieran. Puede que se cuestione y hasta se diga que he estoy haciendo apología del delito, pero lo cierto es más de fondo. ¿Cuánta diferencia existe, para estos casos, entre la moral delincuencial y moral pública?

En mi búsqueda de indicadores que definan lealtad y fidelidad encontré un interesante cuadro. Modelo conceptual de la relación entre involucramiento, compromiso y lealtad. Se trata de un estudio para Marketing elaborado Iwasaki y Havitz (1998). Y creo que allí está una buena síntesis para evaluar también la fidelidad.


Pero es necesario tener claro que la fidelidad se relaciona más con la exclusividad en circunstancias especiales, mientras que la lealtad privilegia el vínculo afectivo y la permanencia comprometida. Cada persona, en su momento, puede hacerse una autoevaluación sobre estas características y, sin discusión, es un tema exclusivamente personal.

Viene entonces aquello que saltó en la red, una historia falsa pero que no está alejada de algunas de las realidades que hemos vivido o que, seguramente, podríamos vivir; trata de la lealtad pero de aquella que es permanente siempre y cuando no cambien las circunstancias. ¿Condicionantes? Claro que sí.

Por cierto, al ser un escrito de ficción sin ningún autor conocido, me he tomado algunas licencias para modificar el texto original.

Resulta que el actor Arnold Schwarzenegger Publicó una foto de él mismo durmiendo en la calle, bajo su famosa estatua de bronce, y tristemente escribió: "Cómo han cambiado los tiempos".

La razón por la que escribió la frase no fue por los cambios de su cuerpo ya viejo en comparación de cuando era joven y fornido.

El asunto es que la estatua está a la entrada de un hotel que, mientras era gobernador de California lo inauguró. Claro que no fue el lugar, pero el anónimo autor cambio el escenario.

La otra parte de la ficción viral relata que en aquella fecha de fiesta, el administrador del hotel le habría dicho: "en cualquier momento puede venir y siempre tendrá una habitación separada para Usted". 

El tiempo pasó y Arnold renunció como Gobernador, un capítulo que tampoco ocurrió pero aplica para esta narración. Tiempo después se quiso quedar en aquel hotel, llegó, se presentó y pidió que la administración  hiciera honor a su palabra. Luego de los consabidos trámites verbales de estos casos, de la administración salió un mensaje hacia la recepcionista: 

- Lamentamos Sr. Schwarzenegger no podemos darle una habitación y si quiere quedarse tendrá que pagarla al igual que otros huéspedes, pues el hotel está casi lleno.

Como una forma de protesta, la gran estrella del cine habría llevado un "sleeping bag” para acostarse debajo de la estatua y es cuando se supone que hace público el mensaje: 

"Cuando era importante, siempre me felicitaban, eran amables, y cuando perdí esa posición se olvidaron de mí, no cumplieron su promesa. No confíes en tu posición ni en la gran cantidad de dinero que tienes, menos en el poder que da un cargo importante... eso no dura. La gente va y viene; los intereses de cada cual cambian de la noche a la mañana. Hoy pueden abrazarte y mañana traicionarte e incluso pisoteare." (Leer lo refutado AQUÍ)

Aunque la escena relatada nace de la imaginación no deja de ser una realidad cotidiana y que de alguna manera muchos la hemos vivido, entonces el dilema nace cuando nos miramos a un espejo y nos preguntamos: ¿Soy una persona leal, lo demuestro? O quizás cuestionarnos: pido lealtad cuando no es lo que ofrezco.

Con esta reflexión regreso al cuadro que permite evaluar la fidelidad / lealtad de las otras personas, un modelo altamente complejo para usarlo en el diario vivir; es un esquema que no permite autoevaluarse. Esto me conlleva a pensar que quizás, cuando se presenta la deslealtad es porque uno mismo la provocó.

Pero también porque, quizás, nuestras actitudes o acciones no se enmarcan en las aspiraciones, justas o interesadas, de los otros.

Pienso también la falsa historia de Schwarzenegger. ¿Y sí él, con el poder político que tuvo, hizo algo en contra de los intereses hoteleros luego de asistir a la inauguración? La escena es incompleta, la "protesta" es unilateral ante el gran público. 

Recuerdo entonces una frase "Dios es empleado en un mostrador. Da para recibir..." como parte de la popular canción Confesiones de invierno, del desaparecido grupo Sui Generis. (Letra completa AQUÍ)

Pensando mucho más fríamente me aventuro a creer que la lealtad no es una valor humano, es un servicio con el que se negocia. Se compra, aunque no siempre se pague con dinero; está en oferta aunque no se entrega el título de propiedad. Nada raro resultaría que cada uno tengamos pegado en la frente un letrero que diga: "Se alquila lealtad".

En definitiva es un negocio de intereses y aspiraciones personales.

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