Entramos en época electoral, desde ya se respira otro
ambiente en las calles, no es de fiesta ni de velorio, es tiempo para buscar
candidatos y armar equipos de campaña. Buen momento para gritar: ¡Yo soy el
elegido!
¿Qué nos espera en Ecuador hasta el 24 de marzo de 2019?
Según algunos expertos no se puede conocer el futuro, otros aseguran que sí. Me
quedo con los segundos en vista de las experiencias de las últimas 10 “fiestas
democráticas” de las que hemos sido víctimas y victimarios, o –si lo prefieren-
votantes.
Cuenta la historia que en campaña electoral no existe ni
espacio público ni privado, que no esté impregnado con promesas de llevarnos al
paraíso, con planes y proyectos de vida eterna, con ofrecimientos para
satisfacción de cada necesidad humana. ¿Lo bueno? Que cada quien decide creer o
no en esas palabras de candidato.
¿Lo malo? Que los cientos de “comunicadores”, periodistas y
trovadores empezaremos una carrera desenfrenada para construir y difundir
mensajes a diestra y siniestra, para llenar todo espacio humano, virtual y
terrenal con frases, vídeos y fotos de los candidatos en sus más diversas
posturas y muestras de amor, preocupación, mirada visionaria y escándalos.
Nada como los números para mostrar la magnitud de lo que
enfrentaremos en los siguientes seis meses: en cada una de las 24 provincias se
elegirán alcaldes, prefectos con viceprefectos, concejales urbanos y rurales,
vocales de juntas parroquiales, en total serán 5.663 dignidades premiadas por
las autoridades electorales; si ponemos un promedio de 10 organizaciones
políticas las que participarán es posible indicar que al menos unas 60.000
personas entrarán en la encarnizada batalla comunicacional.
Pero eso no es todo… ¡Por primera vez! (dígalo con voz
fuerte), sí, por primera vez los electores enfrentaremos a una lista para votar
por quienes aspiran a convertirse en consejeros del Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social. (Caso de estudio especial y espacial).
¿Se imaginan ustedes que todo ese ejército de candidatos
pongan al menos 10 mensajes diarios durante esos 180 días? Pues alcanza la
moderada cantidad de 108’000.000 de sustentos electorales, que multiplicado por
las famosas cadenas en chats… prepárense para el colapso de sus teléfonos
celulares, con o sin permiso y para que sus seis sentidos únicamente perciban:
“¡¡Vota por mí!!”.
La ley dice que es calendario electoral, pero por lo aquí explicado
y la experiencia se nos devela que seremos víctimas desprotegidas del virulento
ataque tanto de los expertos CM’s como de los genios de la propaganda, que se traducirá
en un inmisericorde acoso electoral… lamento decirlo pero nadie escuchará el
único mensaje trascendental: Save Our Souls.
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