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23 de agosto de 2025

Malas señales en una historia de Sariha Moya

Epitafio
Aquí reposa el ‘milagro’ económico urbano y rural, comprado con el sudor de los extorsionados, el lujo de los corruptos y los falsos redentores de la honestidad.

Todo empezó cuando escuché a la ministra de Finanzas Sariha Moya decir que el consumo de los hogares creció un 7,1% en el primer trimestre de 2025, mi primera reacción fue: ¿En serio? ¿Dónde está esa bonanza?. Vivo en Puerto Cayo, una zona rural de Manabí, pero también pienso en mis vecinos, los negocios que están alrededor de mi casa, en mis familiares y amigos de Quito, Guayaquil, Machala o Zamora Chinchipe, donde la calidad de vida no parece estar “mejorando”.

Sariha Moya en su discurso en que replica las cifras del Banco Central

He llegado a un punto de incredulidad ante los anuncios oficiales. Sus informaciones ligth no ofrecen un panorama claro de lo que realmente significan las cifras que nos presentan. Pero, pensando con calma en el “qué me quieren decir”, siendo yo un simple ciudadano con algo de preparación académica y consumidor de noticias, esa incredulidad se transforma en un impulso para desentrañar las medias verdades institucionales.

El asunto es que me golpeó cuando subí a mi cuenta de YouTube las cortas declaraciones de la ministra Moya, quien, citando al Banco Central, aseguró que la economía de Ecuador va en alza porque unos de los indicadores como es el consumo de los hogares creció un 7,1%. No soy economista, pero mis limitados conocimientos me dicen que una cifra nunca debe tomarse a la ligera. Algo faltaba en esas aseveraciones y me puse a buscar.

Lo mencionado por la funcionaria fue durante la firma del acuerdo interinstitucional con el que se conforma el Grupo de Coordinación Estratégica Interinstitucional (GCEI), que liderará el diseño técnico y construcción la Agenda de Crecimiento Ecuador al 2040. Vídeo disponible AQUÍ

¿Economía en auge o espejismo de cifras?

Paso a paso el panorama se me fue despejando, aquí y allá, la historia es parecida: pagamos más por todo desde que el IVA subió al 15%, los comerciantes enfrentan “vacunas” de bandas criminales para no cerrar sus negocios, y muchas familias, urbanas y rurales, gastamos lo poco que tenemos en cámaras de seguridad o candados o levantando muros porque el miedo no distingue entre ciudad y campo.

Ahora bien, el aumento del 7,1% en el consumo de los hogares reportado por el BCE para el primer trimestre de 2025 no distingue claramente entre crecimiento nominal; es decir, aumentos en el valor monetario debido a precios más altos; y crecimiento real: aumento en la cantidad de bienes y servicios adquiridos. (notimerica.com)

Si la economía está bien, ¿por qué no lo sentimos en nuestras mesas, ya sea en la gran ciudad o en un pueblo rural? Pero no es solo el IVA o los precios más altos lo que me hace dudar.

Hay algo más oscuro: el dinero del narcotráfico. Se calcula que el crimen organizado en Ecuador mueve entre USD 3.500 y 6.000 millones al año, una cifra que equivale a un porcentaje importante del PIB. Ese dinero no se queda guardado: los narcos lo gastan en carros de lujo, casas en la costa o negocios que parecen legales, como tiendas en la ciudad o fincas en el campo y hasta en ayudas sociales alimentando el asistencialismo.

Cuando el Banco Central dice que el consumo creció, me pregunto cuánto de ese 7,1% viene de esos billetes sucios circulando en la economía. No es mi consumo, ni el de mi vecino, ni el de mis amigos en la ciudad, ni el del agricultor en el campo que apenas vende su cosecha; es el consumo de unos pocos que se enriquecen mientras nosotros vivimos con miedo.

Y luego está la corrupción política. Hemos visto demasiados casos de funcionarios que desvían millones a sus bolsillos: contratos inflados, obras que nunca terminan, puentes que no llegan a ningún lado, ni en las zonas urbanas y peor en las rurales donde las carreteras siguen siendo un sueño. Ese dinero robado, que se calcula en miles de millones al año, termina en departamentos lujosos, camionetas brillantes o viajes al exterior, en las “vacunas legales” para esquivar la ley, cifras que el Banco Central lo registra como “consumo de los hogares”.

Pero, ¿saben qué? ese no es el consumo de mi familia, ni el de miles que luchan por sobrevivir con el IVA al 15%, es el de una élite que se aprovecha del sistema, mientras la clase media y baja en la urbano y rural, pagamos el precio de su codicia.

¿El crimen y el delito están ayudando a la economía?

La inseguridad no nos da tregua, y eso también infla las cifras. En las ciudades como Guayaquil, Quito, Ambato, Loja, Portoviejo… las familias gastan en alarmas y guardias porque no hay otra opción. En las zonas rurales, los agricultores y pequeños ganaderos también invierten en cercas o vigilancia para proteger sus tierras, su ganado de robos o extorsiones.

Se estima que el sector de la seguridad privada, uno de los que ha crecido exponencialmente, mueve entre USD 1.100 y 1.200 millones al año, y ese gasto cuenta como “consumo” en las estadísticas, pero no es porque estemos viviendo mejor, es porque estamos ¡tratando de sobrevivir!

Las “vacunas” extorsivas legales e ilegales, con más de 22.000 denuncias en 2024, son otro golpe: para los ciudadanos, los comerciantes pagan para no cerrar o para que un trámite en alguna institución se cumpla con celeridad; en el campo, los pequeños productores enfrentan amenazas para entregar parte de sus ganancias. Ese dinero que los delincuentes nos sacan termina circulando en la economía, comprando cosas que el Banco Central suma como “progreso” ¿Progreso para quién?

Me puse también en pesar en los gastos que debemos hacer cuando nos roban o nos asaltan y nos vemos en la necesidad de volver a comprar un auto, un teléfono, una computadora o los electrodomésticos, en los trámites de seguros (los que bien pueden pagarse uno) o en las gestiones legales para tratar de localizar a los delincuentes, y esos gastos también va a las cuentas nacionales como activos, pero no como pasivos.

Pero hay otra arista que tampoco es parte de este anuncio más financiero que económico, diría yo. El aumento de las remesas en lo que va del 2025, con un récord de USD 1.724 millones en el primer trimestre, se debió en gran parte al temor de los migrantes ecuatorianos en Estados Unidos a posibles restricciones migratorias o deportaciones bajo la administración de Donald Trump, impulsando el envío de sus ahorros al país. (Ecuavisa)

Pero... aunque las remesas y el aumento del crédito al consumo son factores legítimos que impulsan el gasto, estos beneficios no se distribuyen uniformemente, el primer rubro suele llegar a hogares de ingresos medios y bajos, pero el crédito de consumo y las actividades ilícitas tienden a favorecer a grupos con acceso a redes financieras o criminales, como empresarios corruptos o personas vinculadas al narcotráfico. Esto podría amplificar el consumo en un grupo socioeconómico específico, dando la impresión de un aumento generalizado.

Entonces no, no Señora Ministra, no me trago el cuento de que la economía está en su mejor momento solo porque el Banco Central dice que el consumo creció un 7,1%. ¿Sabe qué veo yo? precios más altos por el IVA y otras inversiones que hace el sector público, familias gastando más en seguridad porque la violencia no da tregua, ciudadanos temblando por las “vacunas”; gastando más para curar sus enfermedades porque el sistema de salud está a un paso del colapso; gastando más en alimentos, gastando más en educación, gastando más en trámites institucionales, gastando más en servicios básicos, gastando más en otros impuestos y tasas…

Mientras tanto quienes se benefician tanto del dinero del narco como de la corrupción se pasean en carros de lujo y gustos extravagantes, en operadores políticos y comités de aplausos para mejorar su imagen pública, inflando las cifras que nos venden como “éxito”.

¿Y de los bonos que…?

El Gobierno de Daniel Noboa ha desplegado una red de bonos para, según reportes periodísticos, “apoyar a los más vulnerables y mover la economía” y es de asumir que esos recursos pasan a formar parte del rubro aumento del consumo en hogares, pero con un impacto limitado en vista que se gastan principalmente en necesidades básicas, no en prosperidad.

En 2025, hay al menos nueve bonos activos: 

  • Bono de Desarrollo Humano (USD 55 mensuales para familias en pobreza extrema)
  • Bono Joaquín Gallegos Lara (USD 240 para cuidadores de personas con discapacidades graves)
  • Pensión para Adultos Mayores (USD 50)
  • Bono 1.000 Días (USD 60 mensuales con pagos adicionales para madres y niños)
  • Bonos temporales como Ecuatorianos en Acción (USD 400 por dos meses), Jóvenes en Acción (USD 400 por cinco meses), Bono para militares y policías (USD 507,60 único), Bono para emprendedores (USD 1.000 único) y Bono CATTA para agroproductores (USD 800 único). 

Estos programas, que alcanzan a más de 1,4 millones de beneficiarios, se presentan como un salvavidas, pero ¿A cuantos beneficiarios realmente esas ayudas económicas les cambian la vida? y ¿Cuánto le cuesta al Estado esta lluvia de bonos? 

Entre enero y mayo de 2025, el Gobierno gastó USD 544 millones solo en bonos y transferencias monetarias gestionadas por el Ministerio de Inclusión Económica y Social y otras carteras de Estado, un aumento de USD 19 millones respecto al mismo período de 2024; para todo 2025, el presupuesto proyectado para estos programas supera los USD 1.184 millones, sin contar los USD 58 millones adicionales para la ampliación del Bono 1.000 Días, financiado con un crédito del Banco Mundial.

Este gasto, en un contexto de déficit fiscal de USD 5.000 millones y deudas externas que alcanzarán USD 3.884 millones en 2026, es una carga pesada que, en muchos casos se justifican, pero mientras el Estado se endeuda más y ese “aumento del consumo” que celebra el Gobierno bien lo puedo percibir como una forma de asistencialismo que a muchos los mantiene dependiendo de los funcionarios, como si fuesen rehenes de una sospechosa asistencia social. 

Hilando más fino el bono también bien podría servir para enfrentar el IVA al 15% o cubrir una parte de las “vacunas” extorsivas, o aliviar en algo los impactos de robos y asaltos. 

¿La narración oficial es la realidad ciudadana?

Pero, pensando en nosotros, los que trabajamos duro en la ciudad y la zona rural ¿esto es la mejora que los funcionarios quieren que les creamos? Reflexionemos: ¿dónde está el bienestar que tanto promocionan con sus informaciones y fotos difundidas en redes sociales?

No podemos seguir creyendo ciegamente en números que no cuentan nuestra historia completa. Ese 7,1% no refleja ni mi realidad, ni la de mi vecino acá en Puerto Cayo, ni la del agricultor, ni del ganadero, ni del profesional en el libre ejercicio o del albañil o del comerciante, peor el de los jubilados o de muchos empleados públicos y privados.

¿Quién se beneficia realmente con estas cifras? ¿Por qué no nos dicen que parte de ese “consumo” viene del miedo o del dinero sucio? Es hora de evidenciar los trucos políticos y no dejarnos engañar por discursos bonitos de falsas emociones que nos transmiten mediáticamente a la ciudad y al campo por igual.

Lo que importa es nuestro bienestar, el de millones de personas que cada día nos levantamos para proteger legalmente a nuestra familia, para sobrevivir a pesar de las adversidades, no el de los narcos o los corruptos que engordan las estadísticas macroeconómicas bien maquilladas y pomposamente narradas.

Por lo tanto las revelaciones sobre lo que podría estar tras el famoso aumento del consumo en hogares no es un tema aislado ni únicamente de la Ministra, la calidad de narración se extiende a otras instancias, así que señores funcionarios del nivel jerárquico superior en cada uno de los niveles de gobierno, no se trata solo de números, se trata de nuestras vidas, de nuestra tranquilidad, de nuestro futuro, en nuestra zona rural y en las ciudades que concentran el poder político. Si la economía está “mejorando”, que se note en nuestras mesas, en nuestras calles seguras, en nuestros campos prósperos, en nuestra tranquilidad para cubrir nuestras necesidades básicas y aspiraciones ciudadanas.

Mi epílogo: no debemos aceptar verdades a medias porque el bienestar empezará cuando nosotros, los ciudadanos, exijamos transparencia, decencia y honestidad, que la información sobre la realidad no sea una burla o un intento para elevar a los altares a un funcionario que ostenta un cargo público pasajero.

Otras fuentes consultadas  

  • Banco Central del Ecuador: https://www.bce.fin.ec  
  • Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC): https://www.ecuadorencifras.gob.ec  
  • Primicias: https://www.primicias.ec  
  • DW https://www.dw.com/
  • Revista Vistazo www.vistazo.com
  • La Hora www.lahora.com.ec
  • Lista de bonos en en Ecuador https://registroecuador.com/
  • Fiscalía General del Estado: https://www.fiscalia.gob.ec  
  • Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG): https://www.celag.org
  • LAAR Seguridad www.laarseguridad.com
  • Eduardo Reguera en https://aprendeeconomia.info/
  • Rocío Romero Romero en https://espacioglobal.mx/
  • Apoyo generativo: Grok3 de xAI

Datos sobre el autor de la nota:

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