Mucho me llamó la atención al igual que a cientos de personas la actitud de Zaida Rovira, gobernadora del Guayas, a partir de los ataques con explosivos en la Bahía de Guayaquil y la negativa de articular esfuerzos para reducir la delincuencia en la urbe. Leer el desenlace de la información, el silencio de Carondelet y los "resultados" que anuncia el ministro del Interior de los operativos en la ciudad, me llevó a presentir que algo extraño estaba ocurriendo y empecé a hilar fino hasta que concluí que podía ser parte la guerra mimética gubernamental.
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Foto de uber.com |
Uno pocos detalles. El alcalde Aquiles Álvarez hizo un llamado público a la gobernadora del Guayas, Zaida Rovira, para coordinar acciones conjuntas que permitan enfrentar de manera integral la creciente amenaza de la delincuencia en el sector de la Bahía, esto a partir de que una explosión que causó daños a seis locales en este sector comercial la noche del martes 3 de junio de 2025.
Al día siguiente, en declaraciones a NotiMundo, la funcionaria se refirió al tema de las explosiones y señaló que la seguridad es competencia del Municipio y señaló que lo dispuesto por el Alcalde para reparar los locales afectados por la explosión es lo correcto pues esa es su obligación.
"Ni la Gobernadora de Guayas, Zaida Rovira, ni el Intendente de Policía, Daniel Rivadeneira, asistieron este 12 de junio de 2025 a la reunión del Consejo de Seguridad Cantonal, convocada por la Alcaldía de Guayaquil." relató el portal primicias.ec.
Pero en paralelo Rovira en su cuenta de X @zaidarovira publicó: "Volví a la #Bahía. Caminé entre los puestos, conversé con los comerciantes, escuché lo que les preocupa y lo que esperan. Y sí, también aproveché para hacer unas compras. ¡La cuestión es permanecía y no solo presencia!"En el vídeo que acompaña a lo publicado es posible apreciar que estuvo fuertemente resguardada y hasta me pareció más ver a una candidata que a una funcionaria realizando un recorrido un lugar que es blanco de la delincuencia.
No me sorprendió la ausencia de un informe posterior sobre los resultados de su visita y lo que respondió ante las solicitudes ciudadanas.
En cuanto al tena central: la guerra mimética, el vídeo y texto me aumentó mi certeza sobre que es parte de una operación para acaparar la atención de las redes sociales.
Los cuestionamientos aumentaron y como ejemplo, en una cita a una noticia de primicias.ec sobre la reunión del 12 y difundida por María Sol Borja en X @mariasolborja argumentó "Cómo se puede creer en un gobierno que usa la carta de la seguridad cada vez que quiere tomar medidas arbitrarias o abusivas pero cuyos representantes son incapaces de reunirse con el alcalde de una de las ciudades que más sufre la violencia. Los guayaquileños indefensos.", ante una nota sobre la ausencia de representantes del Gobierno ante una convocatoria municipal para revisar temas de inseguridad.
Yo le respondí luego que ya había establecido lo que debía averiguar sobre esta anómala actuación gubernamental: Le aseguro que no es un hecho aislado y que mucho tiene que ver con las intenciones electorales del 2027.
Unos minutos antes de pasar al siguiente escenario de este post se hizo noticia que el juez Renán Andrade descartó los pedidos de nulidad realizados por parte de los 21 procesados en el caso de almacenamiento ilegal de combustibles y dio paso a la acusación fiscal contra Aquiles Álvarez y los demás procesados. (Leer más en vistazo.com)
Despejando mis dudas
Por metodología y para el caso que me ocupa en este post se define como guerra mimética "... en el contexto de la teoría de René Girard, se refiere a una forma de conflicto que surge cuando los individuos imitan o desean lo mismo que otros, generando rivalidad y, a menudo, violencia. Esta rivalidad se intensifica porque la imitación no solo es por el objeto deseado, sino también por la posición del modelo que lo posee." (Fuente: Anabel Muñoz Trejo)
Entonces recurrí nuevamente a la fuente más práctica para tamizar lo que en mi mente merodeaba sobre las probables razones de la actuación de la Gobernadora y pregunté a Grok: ¿Por qué la ciudad de Guayaquil es un teatro de operaciones óptimo para que el gobierno de Ecuador decida sostener allí una guerra mimética?
Su conclusión con las respectivas reservas del caso:
Guayaquil es un "teatro de operaciones óptimo" para el gobierno de Ecuador debido a su importancia económica, su rol como centro del crimen organizado, su densidad poblacional y su relevancia histórica y política. Si "guerra mimética" se refiere a una estrategia que combina operaciones de seguridad con tácticas psicológicas o de imitación de modelos exitosos, Guayaquil ofrece un entorno ideal por su visibilidad mediática y su simbolismo.
Una conclusión genérica que me obligó a buscar algunos detalles para repreguntar, entonces al dar vueltas por mi memoria, además de recabar algunos datos mi planteamiento fue más específico:
¿Cuáles serían razones para que el Presidente de la República siempre busque la confrontación con el alcalde de Guayaquil considerando los los casos de Correa Vs. Nebot, Moreno Vs. Viteri, Lasso Vs. Nebot y Noboa Vs. Álvarez?
Respuesta - La confrontación recurrente entre los presidentes de Ecuador y los alcaldes de Guayaquil, como en los casos de Rafael Correa vs. Jaime Nebot, Lenin Moreno vs. Cynthia Viteri, Guillermo Lasso vs. Nebot, y ahora Daniel Noboa vs. Aquiles Álvarez, no es un fenómeno aislado, sino que responde a una combinación de factores estructurales, políticos y culturales que convierten a Guayaquil en un escenario clave de disputas de poder.
A continuación, analizo las razones principales que explican por qué esta dinámica de confrontación persiste, integrando el contexto proporcionado y los casos específicos mencionados:
1.
Importancia política y electoral de Guayaquil
Guayaquil,
como la ciudad más poblada de Ecuador y su principal centro económico, con 1.6
millones de votantes, es un bastión electoral clave. Controlar su narrativa
política o influir en su gestión municipal es crucial para cualquier
presidente, lo que genera tensiones con alcaldes que representan intereses
opuestos:
Correa vs. Nebot (2007-2017): Rafael Correa, líder de la Revolución Ciudadana, chocó con Jaime Nebot, del Partido Social Cristiano (PSC), por el control político de Guayaquil. La rivalidad se intensificó tras desacuerdos iniciales, como la ausencia de Correa en la sesión solemne del 25 de julio de 2007 por disputas sobre el horario.
Nebot organizó marchas masivas, como la de 2008 con más de
100,000 personas, para defender la autonomía municipal frente al centralismo de
Correa, quien intentó debilitar al PSC con candidatas como María de los Ángeles
Duarte (2009) y Viviana Bonilla (2014), sin éxito.
Moreno vs. Viteri (2017-2021): Lenin Moreno, inicialmente aliado de Correa pero luego distanciado del correísmo, enfrentó a Cynthia Viteri, alcaldesa de Guayaquil desde 2019 y miembro del PSC. La relación se tensó por diferencias en la gestión de la crisis del COVID-19 en 2020. Viteri implementó medidas locales, como el cierre del aeropuerto de Guayaquil y restricciones de movilidad, que Moreno criticó como descoordinadas con el gobierno central.
Por ejemplo, Viteri
ordenó bloquear la pista del aeropuerto para evitar la llegada de un vuelo de
Iberia, lo que generó críticas del gobierno nacional por extralimitarse en sus
competencias. Moreno, a su vez, enfrentó críticas de Viteri por la lenta
respuesta estatal ante la crisis sanitaria, que dejó imágenes devastadoras de
cuerpos en las calles de Guayaquil.
Lasso vs. Nebot (2021-2023): Guillermo Lasso, inicialmente respaldado por el PSC, rompió con Nebot tras desacuerdos sobre el control de órganos estatales. Lasso acusó a Nebot y Correa de conspirar para desestabilizarlo, llamándolos “mellizos de la conspiración”.
Nebot, aunque ya no era alcalde, seguía siendo una figura
influyente en el PSC y en Guayaquil, apoyando a Viteri. Lasso criticó la
gestión municipal y la influencia de Nebot, mientras este último cuestionó la
incapacidad de Lasso para manejar la inseguridad y la economía.
Noboa vs. Álvarez (2023-actualidad): Daniel Noboa, buscando consolidarse como líder de la derecha, ha confrontado a Aquiles Álvarez, alcalde correísta desde 2023. Noboa acusó al Alcalde de irregularidades en el caso “Triple A” (comercio ilegal de combustibles) y criticó su gestión en temas como basura y agua potable.
Álvarez
respondió acusando a Noboa de revanchismo político y de sabotear proyectos como
el Quinto Puente. La derogación por parte de Noboa de decretos de Lasso que
otorgaban competencias al municipio, como el control del parque Samanes,
intensificó la pugna.
2.
Rivalidad ideológica y pugna por el poder
Guayaquil
ha sido un bastión del PSC, un partido de derecha que dominó la alcaldía desde
1992 hasta 2023, lo que genera conflictos con presidentes de tendencias
opuestas o incluso con aquellos de la misma línea ideológica que buscan
neutralizar su influencia:
Correa vs.
Nebot: La confrontación fue ideológica (izquierda vs. derecha) y personal.
Correa veía a Nebot como un obstáculo para su proyecto de Revolución Ciudadana,
mientras Nebot defendía el liberalismo guayaquileño y la autonomía municipal.
Disputas sobre el dragado del puerto y la seguridad ciudadana se convirtieron
en batallas simbólicas por el control de la ciudad.
Moreno vs.
Viteri: Aunque Moreno comenzó como correísta, su ruptura con Correa lo acercó a
sectores de derecha, pero no al PSC. Viteri, como sucesora de Nebot, mantuvo la
postura de autonomía del PSC. Durante el COVID-19, Viteri acusó al gobierno de
Moreno de abandono, señalando la falta de recursos para hospitales y morgues en
Guayaquil. Moreno, por su parte, criticó las medidas unilaterales de Viteri,
como el cierre del aeropuerto, acusándola de generar caos. Esta tensión reflejó
una lucha por el liderazgo en la crisis.
Lasso vs.
Nebot: Ambos de derecha, su conflicto fue por el control político. Lasso, al
romper con el PSC, perdió el apoyo de Guayaquil, y Nebot aprovechó para
criticar su gestión en seguridad, un tema sensible en la ciudad. La campaña de
Lasso contra Viteri en las elecciones de 2023, apoyando a candidatos
alternativos, agudizó la ruptura.
Noboa vs.
Álvarez: Noboa, enfrentado al correísmo, ve a Álvarez como una amenaza
electoral futura, especialmente por su potencial como candidato presidencial en
2029. Álvarez, respaldado por la Revolución Ciudadana, ha acusado a Noboa de
usar el caso “Triple A” para desprestigiarlo. La polarización se evidenció en
las sesiones solemnes paralelas de julio de 2024, donde ambos líderes
organizaron eventos separados.
3.
Centralismo vs. autonomía municipal
La tensión
entre el centralismo del gobierno nacional y la defensa de la autonomía de
Guayaquil es un hilo conductor en estas confrontaciones:
Correa vs.
Nebot: Nebot abogó por un modelo federal, criticando el centralismo de Correa.
Disputas como el dragado del puerto, donde Correa acusó a Nebot de engañar a
los guayaquileños, reflejaron esta lucha por competencias y recursos.
Moreno vs.
Viteri: Durante la pandemia, Viteri reclamó mayor apoyo del gobierno central,
mientras Moreno insistía en que las medidas locales debían coordinarse con el
Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional. El cierre del aeropuerto
por parte de Viteri fue visto como un desafío a la autoridad central,
intensificando la fricción.
Lasso vs.
Nebot: Lasso otorgó algunas competencias a la Municipalidad, como el parque Samanes,
pero su relación con Nebot se deterioró por acusaciones mutuas de deslealtad
política. El PSC, bajo la influencia de Nebot, mantuvo su postura de autonomía.
Noboa vs.
Álvarez: Noboa revirtió decretos de Lasso que favorecían al municipio, como el
proyecto del Quinto Puente, generando críticas de Álvarez, quien acusó al
presidente de centralismo y de ignorar las necesidades de Guayaquil.
4.
Personalismo y polarización política
El
personalismo y la polarización caracterizan la política ecuatoriana, con
líderes como Nebot, Viteri, y Álvarez actuando como figuras centrales en
Guayaquil, enfrentándose a presidentes que buscan consolidar su poder:
Correa vs.
Nebot: Ambos fueron caudillos que polarizaron el país. Correa llamó a Nebot
“emperadorcito”, mientras Nebot acusó al presidente de mentir. Las marchas de
Nebot y la creación de la Junta Cívica Popular por Correa fueron estrategias
para movilizar a sus bases.
Moreno vs.
Viteri: La confrontación se personalizó durante la pandemia. Viteri acusó a
Moreno de abandono, mientras Moreno la señaló por tomar decisiones sin
coordinación, como el cierre del aeropuerto. La retórica de ambos reflejó una
lucha por el liderazgo en una crisis que golpeó duramente a Guayaquil.
Lasso vs.
Nebot: Lasso acusó a Nebot de envidia y de actuar como “mafioso” junto a
Correa, mientras Nebot negó conspiraciones pero criticó la gestión de Lasso.
Esta retórica personalista exacerbó la división.
Noboa vs.
Álvarez: Noboa ha adoptado un discurso confrontacional contra el correísmo, con
Álvarez como blanco principal en Guayaquil. Álvarez, a su vez, ha acusado a
Noboa de soberbia y persecución política, especialmente en el caso “Triple A”.
5.
Seguridad como punto de fricción
La
inseguridad en Guayaquil, vinculada al crimen organizado, es un tema recurrente
que genera choques entre presidentes y alcaldes:
Correa vs.
Nebot: Nebot acusó a Correa de liberar delincuentes, mientras Correa criticó la
gestión de seguridad municipal. La creación de la Junta Cívica Popular fue un
intento de Correa de ganar apoyo en sectores populares de Guayaquil.
Moreno vs.
Viteri: La pandemia eclipsó parcialmente el tema de la seguridad, pero la
crisis sanitaria expuso la vulnerabilidad de Guayaquil, con Viteri demandando
más recursos policiales y Moreno señalando la responsabilidad municipal en la
gestión de la crisis.
Lasso vs. Nebot:
Lasso prometió mano dura contra el crimen en Guayaquil, pero el PSC, liderado
por Nebot, criticó su ineficacia frente al aumento de la violencia.
Noboa vs.
Álvarez: Noboa ha excluido a Álvarez del Consejo de Seguridad Pública,
acusándolo de no colaborar en la lucha contra el crimen. Álvarez insiste en que
la seguridad es competencia del gobierno central, no municipal.
6. Contexto
cultural e histórico
Guayaquil,
con su tradición de autonomía y liberalismo desde la Revolución de
1820, refuerza la resistencia de sus alcaldes al centralismo. Nebot y Viteri
capitalizaron esta identidad para movilizar apoyo, mientras Álvarez, aunque
correísta, ha adoptado un discurso de defensa de los intereses guayaquileños
frente a Noboa.
Conclusión
La confrontación entre presidentes y alcaldes de Guayaquil responde a la importancia electoral y económica de la ciudad, rivalidades ideológicas, tensiones entre centralismo y autonomía, y el personalismo político. Estas pugnas reflejan la lucha por el poder en una ciudad clave para la gobernabilidad de Ecuador.
Mi epílogo
El nada novedoso Carondelet Vs. Guayaquil. ¿Qué hay en la trastienda? me preguntaba hace algunos días. Si uno revisa la situación con otras ciudades, lo de la gran urbe costeña resalta y lo expuesto por Grok, al ojo humano, no es está muy alejado de lo que realmente estaría ocurriendo, pro hay que afinar los acontecimientos
Otra duda me ha quedado al revisar este escenario construido por la AI: ¿Es posible que exista confabulación y conspiración? Pues ya me queda otra tarea y para otro momento.
Por lo pronto tengo la certeza que Guayaquil es un “teatro de operaciones” óptimo para la guerra mimética enfocada en operativos de seguridad, acciones mediáticas contra el crimen organizado y funcionarios que parecieran estar en campaña electoral; aunque bien me es posible deducir que el Presidente Noboa está decidido a cambiar la historia de la ciudad convirtiéndola en una aliada de su proyecto político ¿económico? cualquiera que este sea.
Definitivamente, Guayaquil es un punto de conflicto geopolítico y geoeconómico en los intentos de gobernar al Ecuador, tanto desde el punto de vista democrático como del espacio que el mundo criminal, de una u otra manera, también está reclamando.
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Datos sobre el editor de la nota:
Canal de vídeos: https://www.youtube.com/@RaulZavala
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