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18 de julio de 2008

Los aplausos asambleísticos

Realmente no lo entiendo. No encuentro la razón lógica para que lo que vi. Pensé que un grupo de niños inconscientes se emocionaban al sentir que su travesura estaba completada. 

Sentí dolor al saber que la alegría que reflejaban sus rostros no tenía trazas de responsabilidad y que la mirada de unos a otros fue la de emoción cuando clasificó la Selección de Fútbol de Ecuador a su primer mundial. Siempre pensé que al redactar una ley u otro texto legal debía pensarse en las responsabilidades futuras cuando entre en vigencia esa normativa, los impactos sobre la sociedad y sobre la actividad productiva, sobre los derechos humanos y sobre la normal normalidad humana. 

Lo que se sabe hasta ahora el proyecto de nueva Constitución que se ha terminado de construir en Montecristi – Ecuador, es altamente compleja al haber sido elaborada sobre el pensamiento de una élite intelectual y que requiere de bastantes aptitudes, actitudes y habilidades ciudadanas. Muchas ‘y’ para mi gusto pero no hay otra manera de explicar lo que siento. 

Creo que soy uno de los pocos que tengo un tiempo adicional para mirar los debates en la Asamblea Nacional Constituyente a través de Ecuador TV y lo que vi en las últimas horas me tiene asombrado. En la vertiginosa aprobación de los últimos doscientos artículos, los aplausos de los asambleístas mientras se "anunciaba cada anuncio" de aprobación, eran impresionantes como que si se hubiera ganado una batalla, un partido de fútbol o hayan presenciado una gran obra de teatro o película. 

En cada artículo aprobado la mirada de alegría y las sonrisas de una victoria reflejaban la irresponsabilidad de lo que habían hecho y las probables consecuencias sociales que ello implicaba, como que desconocía los millones de dólares que deberá gastar Ecuador para hacer realidad esos articulados. 

No existe o al menos aun no sé cual es el resultado de la Asamblea Nacional Constituyente. Podrá decirse que está escrita una vieja aspiración de izquierda, podrá decirse que el es una Carta Magna de avanzada y revolucionaria, podrá decirse en que se han plasmado las soluciones a los grandes y pequeños problemas nacionales; todo eso se puede decir y mucho más. 

Pero el asunto es que esos resultados no son cuantificables y, ni siquiera, cualificables. No hay como evaluar técnicamente. Y si no existe la posibilidad de evaluar para obtener resultados objetivos, entonces significa que tampoco podremos, o al menos yo no, conocer los impactos que tendrá o tendría ese proyecto de Constitución si es que entra en vigencia. 

No hay como medir ni vislumbrar lo que pasará con el Ecuador del futuro.

Entonces de qué se reían y por qué aplaudían los asambleístas en las últimas sesiones. Creo que de irresponsabilidad e inconsciencia. O por nervios de las consecuencias. No creo que haya otro motivo.

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