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24 de julio de 2020

Primera temporada de Fiscalía Vs. compras públicas


Publicado originalmente en La Verdad - edición del junio del 2020. Autor: Raúl Zavala Mosquera.

Un día en Ecuador nos enteramos que tanto la Fiscalía como el Gobierno habían creado una Fuerza de Tarea Multidisciplinaria, a las pocas horas empezó un operativo nunca antes visto. Decenas de allanamientos, de personas detenidas; miles de publicaciones que replicaban lo actuado y los titulares en los medios de comunicación pasaron de los muertos a los casos de corrupción.

De pronto ya no fueron importantes las cadenas nacionales, el impacto de la información sobre la pandemia perdió fuerza, las cifras de contagios, de muertos, de recuperados… ocuparon un segundo lugar. La Fiscalía le quitó protagonismo al Covid-19.

El 4 de junio la noticia fue una mecha de pólvora prendida: se ejecutaron los primeros 37 allanamientos en Quito y Guayaquil, en lo que significó el inicio de una arremetida contra los funcionarios que habría hecho compras fraudulentas en el marco de la emergencia sanitaria, a la cabeza el IESS.

Casi a reglón seguido se viralizó con fuerza la detención de Jean Carlos Benavidez, uno de los allegados al asambleísta por Manabí Daniel Mendoza; la Fiscalía siguió las pistas y puso ante un juez al funcionario legislativo a quien lo acusa de liderar una red criminal en que también actuaba Edmundo Tamayo Silva, en esa época Director del Servicio de Contratación de Obras.

Este seguimiento puso al descubierto una trama para lucrar con el contrato del hospital de Pedernales, un proyecto de la reconstrucción que se arrastra desde el Gobierno anterior.

La Función Legislativa entró en una crisis de credibilidad por las sospechas que otros asambleístas estaban involucrados en el manejo hospitalario y, especialmente, en el direccionamiento fraudulento de contratos.

La Fiscalía entró en una normalidad activa en lo judicial y mediático. Siguieron los allanamientos y los arrestos, la incautación de información, aparentemente las pesquisas habían decaído; de pronto una información emergente desde Perú permitió que la mecha no se apague. La avioneta del político Alfredo Adum se estrelló en Tumbes, el reporte inicial: un fallecido y cuatro heridos. No fue cualquier siniestro aéreo.

Las víctimas fueron Jocelyn Mieles Zambrano (exreina de belleza de Manabí), César Rodríguez Fontecilla, David Muñoz Vélez y uno de los vinculados en la trama de corrupción de los hospitales: Daniel Salcedo Bonilla. Falleció el piloto Alfredo Espinosa.

La Fiscalía y el Gobierno plantearon la hipótesis que intentaban huir, porque hubo adulteración en la matrícula de la nave, cambios en el plan de vuelo y otras anomalías detalladas en crónicas periodísticas e informes oficiales.

El caso de Jocelyn Mieles paso de la noticia delincuencia a temas de farándula, hasta el punto que la frase de su abogado defensor se hizo tendencia, así como motivo de memes y burlas: “… ella vive otra realidad.”

Los allanamientos siguieron y cuando parecía que se agotaban los titulares en los medios de comunicación y las emociones en redes sociales virtuales, la Fiscalía nos sorprendió con otro gran episodio: Abdalá Bucaram fue detenido cuando se investigaba un "presunto peculado en contrato para insumos médicos al Hospital del Seguro". De su ingreso a la audiencia de formulación de cargos queda para los memes y la historia el grito: “¡¡Viva la patria!!”

Y entonces… con un poco de gasolina el fuego de la mecha tomó fuerza y otra vez la Fiscalía presentó argumentos ante un juez para que el excandidato presidencial Dalo Bucaram y su hermano menor Michel pudieran ser capturados, la intención era que encontrar más indicios en su probable involucramiento de compras de insumos médicos para los hospitales del sistema de salud en conjunto con Daniel Salcedo Bonilla.
Pero también este caso tuvo su dosis de farándula. Gabriela Pazmiño, esposa de Dalo y también sospechosa para la Fiscalía, en su rol presentadora de televisión, sorprendió en febrero del 2020 porque anunció que tenía un puesto para vender hamburguesas. Con su vinculación a la trama de los hospitales, las redes volvieron a hervir y los memes compitieron con el protagonismo de la Fiscal.

Uno a uno fueron publicados los resultados de las pericias que alcanzaron a otros funcionarios como el caso del alcalde de Guamote y reconocido cantante Delfín Quishpe, así como al prefecto del Guayas, futbolista y presentador de noticias, Carlos Luis Morales; el brazo de la Fiscalía también alcanzó hasta la Municipalidad de Quito y el Gobierno Provincial de Pichincha.

Cada suceso puesto en escena tuvo en el co-protagonismo a ciertas empresas privadas, entre las que constan vendedoras de hamburguesas, que aparecieron como proveedoras de insumos médicos y que se fortalecieron con el abastecimiento al sistema hospitalario de Ecuador.

En todo lo que está asumiendo la Fiscalía, le vino otra carga bien pesada. La Comisión Nacional Anticorrupción asegura que 23 contratos por un monto de USD 32’550223, fueron analizados entre mayo de 2019 y marzo de 2020, de los hospitales de Quito Enrique Garcés, Hospital General del Sur, Eugenio Espejo, Pablo Arturo Suárez, San Francisco y Andrade Marín y de Guayaquil al Teodoro Maldonado; conclusión: evidencia de colusión en la red de salud pública evidenciada por un engranaje de gente que actúa para que todo aparezca legal, cuando todo es irregular.

Pero el final de esta primera temporada de la Fiscalía Vs. las compras públicas en la emergencia sanitaria y crisis de salud, tiene un epílogo predecible: los sospechosos serán llevados a una audiencia de formulación de cargos y allí se definirá el guion para la segunda temporada.

Empiezo, entonces, a imaginar el tráiler; una mezcla entre las fiestas patrias de octubre y el bullicio de la compaña electoral, con los jueces y sus mascarillas, la Fiscal y sus pruebas… melodías de suspenso y una voz en off preguntando: ¿Podrá la Fiscal probar jurídicamente la existencia del crimen organizado en el sistema de salud pública?

Pero yo le completaría con: ¡Próximamente! en sus redes sociales favoritas, seguido de la imagen de la mecha que llega hasta los explosivos pero que no explotan.


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