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28 de diciembre de 2019

El humor sapiens de El Jack


No siempre es fácil escribir el resultado de una entrevista, existen muchas recomendaciones que van de la simple pregunta a la respuesta, más aún si se trata de un tema relacionado con el humor. Tuve la oportunidad de ensayar un estilo.

El resultado fue publicado en la edición de diciembre de La Verdad, revista en la que mantengo una columna.
El actor, el comediante, el entrevistador... ¿Quién es quien? y una buena plática entre humanos.
Y la historia publicada es esta:

Entregarnos al humor es la fuga de nuestra mente para ir a conocer el otro mundo de una misma realidad que seguramente la vemos a diario, con relatos que nos provocan risa y alegría durante instantes, cuando estamos frente a la palabra o al gesto o la escena que sirve como detonante.

¿De qué nos reímos las personas? En nuestra nueva sociedad occidental están a la mano una y mil razones, de chistes o burlas que circulan por las redes sociales, cuando miramos ciertas escenas en algún vídeo o película, de alguna ocurrencia espontánea o cuando aceptamos la invitación de algún humorista para que veamos su show en vivo.

Este preámbulo estuvo en mi mente durante algunos meses y cuyas razones estaban escritas en algunos estudios científicos, en los que pude encontrar un vacío entre los descrito y aquello conocido como “humor sapiens” considerado un placer.

En las causalidades de mi trabajo reconocí a quien tiene como estilo de vida el hacer reír a las personas, pues ya sabía de su existencia de manera virtual al ser uno de los perfiles a los que sigo en mi cuenta de Twitter; fue el día que Daniel Machado estuvo en Manta, que aceptó conversar sobre los entretelones del humor, de ese eslabón perdido entre la ciencia y el misterio de la carcajada.


El Jack, como se lo conoce en el mundo del espectáculo desde hace 12 años, es uno de los ecuatorianos que tiene como estilo de vida y es su trabajo el Stand Up, un show humorístico en el que actúa de pie para contar sus historias, muy diferente a lo que conocemos como teatro de la calle.

No está con ropa de trabajo ni es una entrevista formal cuando iniciamos nuestra conversación en algún restaurante de aquella ciudad costera:

¿Tu trabajo es solo hacer reír a la gente o también reflexionar?
Bueno a mi encanta ambas, porque siento la necesidad de comunicar algo que sale del corazón o algo que tú piensas que puede tener algo de valor para alguien. Cuando estamos en el escenario tenemos un poder que no nos damos cuenta, que es el poder de la palabra, el poder de la atención de la gente, entonces una vez que tienes esa “arma” que viene a ser el micrófono que puedes usarlo para –podría sonar trillado- cumplir los sueños, de no abandonar ese niño que vive dentro de nosotros, que a veces en la inmediatez vivimos al apuro y siempre pensando en el siguiente paso.

¿Qué une a Daniel Machado con El Jack? ¿O son dos personas diferentes? Reconoce que es una pregunta difícil, pero toma fuerza y medita su respuesta…
Daniel es más tímido que El Jack, el Daniel es más callado. El Jack en cambio es una versión ni peor ni mejorada… porque todo actor que este sobre un escenario interpreta un papel, aunque el papel sea de uno mismo, siempre sobre un escenario tienes otra postura, otra actitud.

Puso como ejemplo de cuando está en el banco y las demoras en la atención al público genera malestar en quienes están en las columnas esperando su turno y empiezan los reclamos, como Daniel de pronto no dice nada, pero cuando llega al escenario empieza a contar su historia y la convierte en comedia de los enredos, en la mezcla al azar y hasta exagerada de dos o más situaciones que se juntaron sin querer y que en una mayoría de veces genera alegres malentendidos.

Sigo con mis preguntas: ¿El Jack ha tomado alguna vez la historia de Daniel Machado?
Claro, casi todas las historias de mi vida están contadas en el escenario y mis peores experiencias son mis mejores rutinas.


¿Qué tan complicado resulta escribir esos monólogos en este mundo mediático? Divaga entre respuestas, las piensa y puedo ver que en su mente podría estar midiendo sus palabras… toma aliento y responde con pocas palabras: el Jack se representa a sí mismo, lo que no sucede con otros humoristas que actúan representando a otro personaje que incluye el vestuario adecuado…  y cuenta que le ha costado lágrimas escribirlos, pero lo toma como terapéutico porque ahora se ríe de esa parte de su vida.

No da más explicaciones y un gesto imperceptible me da la señal que debo seguir urgente con mi entrevista a la que le doy un giro: ¿Qué tan competitivo es este mundo del stand up?

Ha crecido la industria del Stan Up en todo el Ecuador, hay muchos comediantes que ahora tienen espacios, lugares y oportunidades en un montón de ciudades; lo positivo es que ya el término se conoce, alguien puede decir “quiero hacer noches de Stand Up en mi restaurante” y buscan comediantes según presupuesto, según gustos o preferencias. Lo malo es que cualquier esquina en estos lugares puede ser un escenario, entonces te enfrentas a problemas porque existe paredes o pilares entre las mesas y el lugar del show, eso se convierten en problemas, pero nos toca enfrentarnos a eso.

¿Qué función tiene la risa frente a lo que vemos como problemas políticos, económicos y sociales que a veces nos terminan amargando el día?
Te diría que en otros tiempos sería la válvula de escape, pero hoy por hoy crea tanto conflicto, ahora cuando creas un chiste lo haces para un grupo y no para todos, siempre habrá alguien que se ofende, en el aspecto político en el del fútbol, si haces algo sobre un perrito ya te pueden caer un animalista… y no es que uno esté en contra, pero es bastante delicado, la gente se ha vuelto bastante… bastante susceptible al extremo, pero eso no hay que verlo como algo malo sino a favor.


Como indispensable y para terminar la entrevista, le pregunto cuál es la frase por la que le gustaría que le recuerden, se ríe… y me devuelve otra pregunta: ¿Hablas de mi epitafio? Le digo sí y reconoce que aún no la tiene, me da sus razones:

… pienso que debería ser algo relacionado con la persistencia porque esta carrera es de resistencia más que de velocidad, pero si es que mañana me muero qué quedaría escrito, qué pondrías tu ahí en el papel…

Me deja la tarea y yo termino la entrevista. Mientras redacto este artículo me doy cuenta que el humor no es tan simple de describirlo, ni tampoco fácil producirlo, pero que está allí en el ambiente, con todos sus pros y contras, también de sus matices que en unos casos nos hacen reír y en otros nos ofenden.

El Jack, uno de tantos, toma la vida la vida misma y la transforma en una anécdota para entretener, para que los humanos aprendamos nuevamente que la fortaleza no está en los músculos y ni tan solo en el conocimiento, sino en aquel instante en que podemos convertir nuestros desatinos y extraña visión del entorno, en alegres lecciones para soportar nuestras desventuras o engrandecer los placeres.

Resultó interesante que luego de la entrevista, hicimos la comparación entre Jack Daniel´s y Daniel El Jack. 


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