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6 de mayo de 2020

Periodismo y desinformación sanitaria

Revista La Verdad tuvo la gentileza de publicar nuevamente un artículo mío, al que lo titulé "El periodismo en la pelea contra la desinformación sanitaria" y en él narro los escenarios de la comunicación social como una parte de la crisis vivida en Ecuador.

Los bulos y fakenews son los compañeros del Covid-19 que infectaron al planeta, con el paso del tiempo se fortalecieron con el apoyo de un cuestionado manejo comunicacional de los gobiernos.

La capacidad de las redes sociales virtuales sirvió para despliegue de las falsas informaciones, en contra parte para que muchos especialistas, científicos e investigadores médicos, realizaran aportes de vital significado para que miles y millones de internautas pudiésemos entender de mejor manera el alcance e impactos esta pandemia, además para poner en contexto las informaciones “oficiales” de los funcionarios.

En Ecuador, como parte del sistema de información pública, el Gobierno tuvo tropiezos comunicacionales que le conllevaron a generar desconfianza pública, esto en medio de las restricciones que empezaron a tener los medios de comunicación privados para realizar coberturas, para acceder a datos y también a las respuestas planteadas por los periodistas.

Las críticas, principalmente en redes sociales, al parecer obligaron a que los funcionarios realicen cambios en sus sistemas de información a través de los distintos grupos en el sistema de mensajería instantánea como WhatsApp; además, además de las metodologías para ser usadas en las llamadas de prensa virtuales, aunque los inconvenientes con las respuestas fueron una constante.

En este escenario dos iniciativas periodísticas se juntaron, la una que partió desde María Sol Borja del portal GK, y la otra de la periodista Yadora Aguallo, con el punto coincidente en que los constantes problemas para acceder a información de contraste y así como de otros temas relacionados con el accionar del Gobierno durante el Estado de excepción y la crisis sanitaria, se exigió mecanismos de transparencia de información.

Lo que impulso estos pedidos y que sorprendió ocurrió el jueves 2 de abril de 2020: el presidente Lenín Moreno dispuso utilizar todos los mecanismos posibles para transparentar la información con respecto a la crisis “por dolorosa que ésta sea”.

Además, el proyecto Ecuador Chequea, iniciativa para verificar información institucional y otras noticias que se vuelven virales, se unió a una mega iniciativa que “Igual que el coronavirus, la desinformación en tiempos de cuarentena no entiende de fronteras. Por eso, 21 organizaciones de fact-checking de 15 países de la red LatamChequea nos unimos para luchar contra la desinformación.” Fue su mensaje inicial en su cuenta de Twitter @ECUADORCHEQUEA.

Pero otro de los problemas que enfrentó el periodismo fue los reportes ciudadanos que se multiplicaron y se convirtieron en tendencia pero que por las razones anotadas no era posible desplazar equipos de cobertura hasta esos lugares y, claro, se hizo repetitivo el ya famoso reclamo: “esto no lo verán en los medios”. El camino fue trabajar en interno con para verificar esos datos y publicarlos, aunque, también, por lo expuesto en los párrafos anteriores, sin la “versión oficial”.

Otro proceso que complicó el proceso de construcción de notas sobre los impactos del Covid-19, fue la puesta en marcha de un accionar político fue la revelación que hizo el periodista Arturo Torres, publicada en el portal codigovidrio.com, en que se aseguró: Las 13 campañas de desinformación orquestadas por el correísmo en redes buscan desmoralizar a médicos, policías y militares. Quieren torpedear el manejo de la crisis humanitaria del #Covid-19Ec.

Muchos problemas quedan y quedaron en el tapete de la verificación a la espera que las nuevas normalidades permitan a los periodistas a reinventar los procesos de verificación para poner en el conocimiento del público, los problemas no resueltos de las autoridades, las diferencias entre las verdades oficiales y las realidades.

Nuevamente los periodistas se han puesto a prueba, en su mayoría lograron superar las expectativas respecto a lo que los lectores y televidentes en su momento tuvieron. Pero esta es una primera fase, la segunda será el romper los cercos informativos que existen alrededor de la información oficial.
Los hechos están allí, pero necesitan el pasado, presente y futuro, para que las historias de los daños del coronavirus en Ecuador no sean escritas únicamente por los “informes oficiales”.





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