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15 de mayo de 2016

Terremoto en Portoviejo: capítulos de heroísmo o vergüenza

El titular de este post nació a partir de una conversación con la @mmcuesta, luego que yo empezara a subir algunas de las fotos que hice durante un recorrido por los exteriores de la Zona 0 de Portoviejo.


Durante estos 30 días se han publicado miles y miles ¿millones? de historias, desde medios de comunicación hasta las escritas por usuarios en las redes sociales, de ciudadanos y de cuentas institucionales. Cada una con vida propia.

El ímpetu mediático del terremoto decae lentamente porque así lo exigen los actuales cánones comunicacionales: los de masas, los de políticas nacionales y de interés social; pero la desgracia sigue allí… seguirá por mucho tiempo aunque todo parezca normal.


Esta foto la tomé 15 horas después del terremoto. algo
del caos inicial había pasado y aun había shock.
Cuando subo este post habrán pasado 30 días de aquel histórico momento en que el terremoto en Manabí nos sacudió como nación, como sociedad, como familias y como personas.

En esta época no escribí ningún comentario, artículo o “noticia”, me dediqué a publicar en mi cuenta de Twitter una gran cantidad de historias cortas en un promedio de 50 tuits diarios.

Allí están pero no son suficientes, ni nunca lo serán.

Tengo pendiente autorrelatarme públicamente lo que viví aquella noche del 16 de abril del 2016, sin cámara fotográfica ni de vídeo, tuiteando con lo poco de batería que le quedaba a mi teléfono y escuchando la radio del patrullero que se apostó a la entrada del puente Papagayo en Portoviejo, que ya había colapsado y por el que decenas de personas buscaba pasar.

Esa noche fueron 98 tuits que alcancé a publicar, no se sabía a ciencia cierta lo que había pasado, los rostros de incertidumbre y lágrimas se vivieron con los vecinos, todos en las calles sin saber cuál era nuestra realidad de Manabí.

En la radio que logramos sintonizar en los autos, exactamente Caravana, fue la  más datos arrojó en esos momentos, no hubo electricidad para la televisión y en ese escenario uno de mis tuits de aquella noche fue el que más impacto entre mis seguidores:



Luego del amanecer del domingo 17, fui hasta el puente Papagayo, a mirar lo que la noche anterior nos había dejado estaban colapsados los accesos, allí fui uno de los testigos de un acontecimiento que me sorprendió y que luego de hacer las fotos, pensé que nunca publicar una de ellas porque pareció un absurdo; me equivoqué porque supe que allí estaba el mensaje oportuno:


El tiempo pasa, el shock de aquella noche está registrado en millones de memorias, se enfrió la urgencia y el murmullo mediático es, por suerte, aun audible pero que va generando grandes dudas ciudadanas; una de ellas, la mía, la dejé en el micro blog:


El sábado 14, regreso al lugar pude nuevamente ser testigo de lo que allí se podía mirar y mucho pude fotografiar, pero hasta que no llegué a casa y las miré en una pantalla grande no supe lo que captado; una de esas fotos fue la del almendro en la calle Sucre y Rocafuerte, con un añadido que ofrece Google Maps:


En esta captura de pantalla es posible mirar el lugar donde está
el árbol cuando el Google Car recorrió Portoviejo.
Me permito publicar otras tres de mis breves historias posteadas en mi cuenta Twitter pero usando las fotos originales que tomé:

Portoviejo Córdova, mirando hacie el centro de la ciudad.
Esta es otra de mis fotos que lleva como título "Contrastes post terremoto en Portoviejo"
Tomada el sábado 14 de mayo del 2016, 29 días después.


Terremoto en Portoviejo, 29 días después.
Entre hierros retorcidos y escombros siempre hay una señal de vida que viene de los ciudadanos.
Tomada el sábado 14 de mayo del 2016, 29 días después.

Terremoto, 29 días después en Portoviejo
Reconocer la nueva imagen del centro de #Portoviejo solo depende de los letreros sobrevivientes y la memoria.
Tomada el sábado 14 de mayo del 2016, 29 días después.

Pero al final de esta primera crónica que sumo a mi blog, por ahora me queda la incertidumbre y el misterio de aquellas historias de heroísmo ciudadano y los actos que nos avergüenzan como sociedad, plasmado en un mismo escenario.

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