Lo que se quiere hacer con ese cuerpo legal es apenas una pequeña parte de todo el engranaje que implica la comunicación social y que está relacionada con los modelos de negocios y de gestión que se usan para la difusión de información.
Hasta ahora no se pone sobre el tapete los costos que implican a las empresas e instituciones públicas la emisión de mensajes hacia los diversos grupos humanos y áreas geográficas, no se ha evidenciado el mercado de la comunicación social ni se ha delimitado el rango de acción de lo público con lo privado y lo comunitario.
Otro gran problema que no analizan las más de 10 propuestas reformas es que existen marcadas diferencias entre medios impresos y medios audio-visuales; cada segmento tiene sus características y funciones diferentes para poner poner al aire los variados productos informativos, así como lo que ocurre con los segmentos y distribución de los medios impresos.
El sistema empresarial de producción y difusión de
contenidos informativos no está contemplado en aquellos beneficios y
facilidades que reciben otros sectores privados, para mejorar sus procesos así
como la actualización de sus equipos y maquinarias.
¿Cuánto le cuesta a una estación televisora ya una
radiodifusora mantener las frecuencias concesionadas por el Estado? ¿Cuáles son
los costos de compra o importación de papel, tintas y otros insumos para la
impresión de diarios y revistas? ¿Cuánto representa la carga laboral por cada
tipo de medio de comunicación social así como de los costos administrativos y
operativos?
Mientras en las reformas legales no se planteen aspectos
financieros, administrativos y operativos diferenciados en las empresas
comunicacionales, bien complicado será que la calidad y variedad de los
contenidos mejoren en función de la responsabilidad social y el accionar
estratégico nacional.
La gran pregunta en definitiva: ¿Cuánto cuesta llevar una
nota periodística al público diferenciando si es para radio, prensa o
televisión? Lo que conlleva a plantearse otro problema: ¿Cuáles son las fuentes
de financiamiento para cubrir esos costos?
El buen periodismo de notas duras o deportivas o del tipo
que sean, requiere de sustentos logísticos que deben ser pagados conforme su
precio y más por su valor, lo que induce a pensar que la libertad de expresión
y la de prensa están sujetas indefectiblemente a los modelos de negocio en los
medios de comunicación social.
Si no hay correcciones de políticas empresariales en el
sistema legal ecuatoriano, en el corto plazo habremos perdido un recurso
estratégico en la saludable marcha de la República del Ecuador como es el
periodismo de calidad, además que el espacio queda libre y sin guardia para el
perfeccionamiento del Estado de propaganda.
Artículo publicado en la revista La Verdad.
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